Rezando
el Padrenuestro sentimos Su mirada sobre nosotros, para un cristiano, las oraciones “no son palabras mágicas” y recordemos
que “Padre es la palabra que Jesús pronuncia siempre en los momentos más
fuertes de su vida”.
No desperdiciéis las palabras como los paganos, no penséis que
las oraciones “son palabras mágicas”… Jesús enseña la oración del Padrenuestro
a sus discípulos para detenerse sobre lo importante que es rezar al Padre en la
vida del cristiano.
Jesús, dijo, “indica la dimensión de la oración en una palabra:
Padre”.
Jesús se dirige siempre al Padre en los momentos más fuertes de
su vida, ese Padre, “que sabe lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos”,
un Padre que “nos escucha en lo escondido, en lo secreto, como Él, Jesús nos
aconseja rezar en lo secreto”.
Este Padre nos da la identidad de hijos Y cuando yo digo “Padre”
llego hasta las raíces de mi identidad: mi identidad cristiana es ser hijo y
esta es una gracia del Espíritu. Nadie puede decir ‘Padre’ sin la gracia del
Espíritu.
“Padre” es la palabra que Jesús usaba en los momentos más
fuertes: cuando estaba lleno de alegría, de emoción: ‘Padre, te alabo, porque
Tú revelas estas cosas a los niños’, o llorando, ante la tumba de Lázaro:
‘Padre, te doy gracias porque me has escuchado’. O después, al final, en los
momentos finales de su vida”.
“En los momentos más fuertes” Jesús dice: ‘Padre’, “es la palabra que más usa”. “Él habla con el
Padre. Este es el camino de la oración, el espacio de la oración”. Sin sentir
que somos hijos, sin sentirnos hijos, sin decir Padre, entonces nuestra oración
es pagana, es una oración de palabras”.
Rezar al Padre es la
piedra angular
Dijo el Papa, se puede rezar a la Virgen, a los ángeles y a los Santos. “Pero, advirtió, la piedra angular es la oración al Padre”. Si no somos capaces de iniciar la oración desde esta palabra, advirtió “la oración no va bien”.
Dijo el Papa, se puede rezar a la Virgen, a los ángeles y a los Santos. “Pero, advirtió, la piedra angular es la oración al Padre”. Si no somos capaces de iniciar la oración desde esta palabra, advirtió “la oración no va bien”.
“Padre. Es sentir la mirada del Padre sobre mí, sentir que esa
palabra ‘Padre’ no es un desperdicio como las palabras de los paganos: es una
llamada a Aquel que me ha dado la identidad de hijo. Este es el espacio de la
oración cristiana: ‘Padre’”.
“Después rezamos a los santos, a los ángeles, hacemos
procesiones y peregrinaciones…. Muy bonito pero siempre comenzando por el Padre
y con la conciencia de que somos hijos, que tenemos un Padre que nos ama y que
conoce nuestras necesidades”.
En la parte del Padrenuestro en la que Jesús se refiere al
perdón al prójimo como Dios nos perdona a nosotros. “Si el espacio de la
oración es decir Padre, reveló, la atmósfera de la oración es decir ‘nuestro’:
somos hermanos, somos familia”.
Pasó cuando Caín odió al hijo del Padre, a su hermanos. El Padre
nos da la identidad de familia. “Por esto es tan importante la capacidad de perdón, de olvidar las ofensas,
esa sana costumbre de “dejémoslo estar…”.
“Que el Señor nos regale no tener rencor, resentimiento, el
deseo de vengarnos”.
Nos hará bien un
examen de conciencia sobre cómo rezamos al Padre
“Rezar al Padre perdonando a todos, olvidando las ofensas es la mejor oración que puedes hacer”.
“Es bueno hacer un examen de conciencia sobre esto -sugirió-:
¿Dios es Padre para mí? Si no lo es, pidamos al Espíritu Santo que me enseñe a
sentirlo así”.
“Y ¿soy capaz de olvidar las ofensas, de perdonar, de olvidar, de
pedirle al Señor que nos ayude a perdonar?.
Hagamos
este examen de conciencia, nos vendrá bien. ‘Padre’ es ‘nuestro’: nos da la
identidad de hijos y nos da una familia para ‘ir juntos en la vida’”.
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