Según la doctrina oficial de nuestra iglesia, los católicos creemos que los milagros los hace Dios. También creemos que los santos, vivos y difuntos, y los ángeles pueden interceder por nosotros ante Dios. Muchos cristianos no católicos ponen en duda esta segunda parte basados en la siguiente cita:
“Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre” 1 Timoteo 2,5
Es evidente sin embargo que esta cita no se refiere a la intercesión (orar ante Dios por las necesidades de alguien), sino a la mediación de Jesucristo, por su muerte en la cruz, cargando sobre sus hombros el pecado de la humanidad. En este sentido se entiende: “en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. Hechos 4,12. Si leemos el contexto de esta cita se refiere la salvación traída por Jesús a la humanidad por su muerte en la cruz.
Pero orar por los demás (interceder) es una práctica bíblica común en el Antiguo Testamento:
“Perdona pues el pecado de este pueblo con esa gran misericordia y esa paciencia que has tenido para con él, desde su salida de Egipto hasta el día de hoy". Dios respondió: "Ya que tú me lo pides, lo voy a perdonar.” Números 1,19-20
“Dios hizo que la nueva situación de Job superara la anterior, porque había intercedido por sus amigos y aun Dios aumentó al doble todos los bienes de Job.” 42,10
Pero también es una práctica común en el Nuevo Testamento:
“Pero les ruego, hermanos, en nombre de Cristo Jesús nuestro Señor y del amor, fruto del Espíritu, que recen a Dios por mí. Luchen conmigo rogando por mí” Romanos 15,30
“Hermanos, rueguen también por nosotros.” 1 Tesalonicenses 5,25
“Oren también por nosotros, para que Dios nos dé palabras y pueda yo anunciar el misterio de Cristo. Por ese misterio estoy atado con cadenas” Colosenses 4,3
“Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones” 2 Timoteo 1,3
"Confiesen sus pecados mutuamente y oren unos por otros para que se sanen. La súplica del justo tiene poder cuando es perseverante" Santiago 5,16
"Vivan orando y suplicando, oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu, velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, Intercediendo a favor de todos los hermanos" Efesios 6,18
Es indudable que María intercedió por un matrimonio en las bodas de Caná, adelantando la “hora” de los milagros de Jesús: “Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Juan 2,3 (Continuar leyendo) y por su intercesión se realizó un milagro,
Pero hay una dificultad que aparece en algunos libros de la Biblia escritos antes del destierro de Babilonia, según los cuales, los muertos están inconscientes:
“El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa. Los vivos, los vivos son quienes te alaban: como yo ahora. El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.” Isaías 38,18-19
“Los vivos saben que morirán; los muertos, nada saben. No tienen nada que esperar: son sólo un recuerdo olvidado. Pudieron amar, odiar, tener ambiciones: todo se perdió y nunca más tomarán parte en todo lo que se hace bajo el sol.” Eclesiastés 9, 5-6
Es en el profeta Daniel donde empieza a hacerse referencia a la resurrección pero después de un lapso de “inconsciencia:
“Muchos de los que duermen en la región del polvo se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el horror y la vergüenza eterna.” Daniel 12,2
A partir del año 500, después del destierro de Babilonia, no sólo se empieza a creer en la resurrección de los muertos sino también en el hecho de que no están “inconscientes”, sino despiertos en la presencia del Señor. Lamentablemente, muchos grupos protestantes excluyeron de la Biblia, quince siglos después de Cristo los libros escritos a partir del destierro de Babilonia y que siempre fueron considerados Palabra de Dios por los cristianos desde hace 20 siglos y que se encuentran en la Biblia Católica.
“Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota. Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz.” Sabiduría 3,1-3
Pero es que además ese es el pensamiento de Jesucristo en el Nuevo Testamento:
“Además ya no pueden morir, sino que son como ángeles. Son también hijos de Dios, por haber nacido de la resurrección.” Lucas 20,36
En seguida vieron a Moisés y Elías hablando con Jesús. Mateo 17,3
Lázaro y Epulón (Lucas capítulo 16, versículos 19 al 31) estaban perfectamente conscientes después de su muerte
El ladrón arrepentido goza inmediatamente después de su muerte del paraíso «Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino. Jesús le respondió: «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.» Lucas 23,42-43
Acerca de la intercesión de quienes están en el cielo podemos leer por ejemplo, sobre la intercesión del Arcángel Rafael:
“Les voy a decir toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les manifesté que es bueno mantener oculto el secreto del rey y que también es bueno publicar las obras gloriosas de Dios. Sepan entonces que, cuando tú y Sara rezaban, yo presentaba tus oraciones al Señor.” Tobías 12, 11-15
Jeremías desde el cielo, intercede por su pueblo:
“Había visto a Onías, antiguo jefe de los sacerdotes, hombre atento, bueno, humilde en sus modales, distinguido en sus palabras y que desde niño se había destacado por su conducta irreprochable. Este, con las manos levantadas, estaba orando por toda la comunidad judía. Luego se le había aparecido, orando en igual forma, un anciano canoso y digno que se distinguía por su buena presencia y su majestuosidad. Entonces el sumo sacerdote Onías había dicho a Judas: «Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío y por la Ciudad Santa. Es Jeremías, el profeta de Dios.» II Macabeos 15, 12-14
En el Nuevo Testamento los ángeles presentan las oraciones de los santos ante Dios, es decir, interceden:
“Y la nube de perfumes, con las oraciones de los santos, se elevó de las manos del ángel hasta la presencia de Dios.” Apocalipsps 8,4
La Biblia además afirma que la Virgen María se encuentra en el cielo, en la presencia de Dios, y sin duda, orando por su pueblo.
“Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Apocalipsis 12
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jueves, 21 de septiembre de 2017
jueves, 14 de septiembre de 2017
5 CONSEJOS PARA COMBATIR LAS DISTRACCIONES DURANTE LA ORACION
Debemos batallar y combatir las
múltiples distracciones y descubrir qué es lo que nos está ayudando a
mantenernos concentrados
Sí, debemos ser honestos con nosotros
mismos, sabemos lo difícil que es mantenerse enfocado durante la oración.
La buena noticia es que no estamos solos, hasta los santos han luchado con
estas distracciones.
Pero, ¿porque es tan difícil mantenerse
concentrado durante la oración? ¿Si no podemos eliminar las
distracciones, podemos al menos reducir enormemente que tan a menudo sucede?
No se necesita un experto para comprender que las
causas detrás de nuestro decrecimiento en la capacidad de mantenernos
concentrados. La velocidad del Internet y el aumento de uso de los teléfonos
inteligentes nos han acostumbrado a mantener comunicación y entretenimiento
instantánea.
Desafortunadamente, esto nos ha llevado a
querer tener la misma experiencia cuando oramos. Queremos que Dios
actúe ahora y que las respuestas a nuestras oraciones
simplemente “sucedan”. Lo que pasa en realidad es que la oración no sucede
fácilmente y que estamos luchando para mantenernos concentrados en Dios.
¿Entonces qué debe hacer una persona?
¿Debemos rendirnos?
No. Debemos luchar y mantenernos luchando en contra
de las distracciones.
San Ammonas el Ermita dijo una vez.
"Es
en realidad esencial para un hombre tener luchas en contra de sus pensamientos
si los velos tejidos de sus pensamientos y que cubren hasta su intelecto se van
a extraer para permitirle a su vez dirigir su mirada sin dificultad hacia Dios
y para evitar seguir la voluntad de sus pensamientos errantes". (Soluciones
Santas).
Antes de entrar a una iglesia San Francisco de Asís
solía decir:
"Mundanos
y frívolos pensamientos, quédense aquí en esta puerta hasta que
regrese..." (Soluciones Santas).
Tal como San Bernardo y San Francisco lo sabían lo
que debemos hacer es combatir las distracciones, debemos tomar medidas
apropiadas para reducir las distracciones innecesarias y prevenir que
nos alejen de nuestra conversación con Dios.
A continuación algunos consejos prácticos
de la iglesia, los santos y la naturaleza humana que nos pueden ayudar
a combatir las distracciones:
1.- Examine y
determine sus prioridades
Una de las razones por las que somos distraídos por
algunas tareas que tenemos pendientes durante la oración, es porque no tenemos
establecido nuestras prioridades y todo está en nuestra mente al mismo tiempo
en un mismo nivel de importancia. Eso quiere decir que “Dios” y “la oración”
reciben el mismo monto de atención como los proyectos del trabajo o las tareas
del hogar.
El párrafo cic 2729, tan profundo del Catecismo
nos recuerda de dos verdades importantes. La primera es resistir la
tentación de combatir las distracciones durante la oración para
eliminarlas. Como resultado pasamos nuestra oración enfocados en las
distracciones y no en Dios.
La segunda es establecer nuestras prioridades. Si
colocamos la oración por delante de todas nuestras otras tareas que tenemos,
nuestra mente sabrá cuál es lo más importante y se enfocará en eso.
2.- Reduzca el hábito
de ser “multi-tasking”.
Si nos encontramos a nosotros mismos tratando de
hacer múltiples actividades mientras oramos, es probable que sea un hábito
nuestro de todo el tiempo. El problema con volvernos multi-tasking, es
que terminamos haciendo un montón de actividades de manera pobre en
lugar de hacer una de ellas de manera perfecta. Nuestra atención se diluye y
nuestra mente se satura. No debería ser sorpresa que cuando nos sentamos para
orar, no podemos evitar hacer más de una cosa y pensar en un millón de
diferentes cosas al mismo tiempo.
En lugar de esto, deberíamos de trabajar así
reducir nuestro hábito de ser multi-tasking y solo enfocarnos en una actividad
al mismo tiempo.
3.- Ayuno de
tecnología.
Una gran forma de re-enfocar nuestra atención es
hacer un ayuno de tecnología durante un día completo, o al menos medio día.
Aleja el teléfono, la computadora y la televisión y
mira que sucede. Si te encuentras a ti mismo sin saber qué hacer, da una caminata
afuera y disfruta de la naturaleza. Es sorprendente como el mundo y la
naturaleza pueden resetear nuestra atención y nos ayudan a sentirnos mucho más
enfocados.
Una práctica a considerar es ayunar de la
tecnología una hora antes de la oración. Nuestra mente necesita algún descanso
de toda estimulación y ayunar de la tecnología nos puede ayudar para aquietar
nuestra mente para la oración.
4.- Ora despacio y
con mucho cuidado.
Otra práctica que nos ayuda a mantenernos
concentrados durante la oración es orar despacio y con cuidado. Muchas
congregaciones religiosas instruyen a su comunidad para que oren la Liturgia de
las Horas de esta forma. Es muy tentador orar el Padre Nuestro en 30 segundos o
menos pero, ¿realmente es eso orar? Si nos enfocamos en las palabras que
decimos y de manera deliberada, nuestra atención se pone en estas palabras
nuestra mente estará en capacidad de mantener su atención en esta tarea de
manera sostenida.
5.- Invoca la ayuda
del Espíritu Santo
Finalmente, pero no menos importante, pidamos la
guía del Espíritu Santo. Dios debe ser la primera persona a la que pidamos
ayuda, para evitar las distracciones. El espíritu Santo es nuestro intercesor y
es El que nos enseña a orar. Justo como los apóstoles le dijeron a Jesús,
“Señor enséñanos a orar”, también debemos pedir al Espíritu Santo por su ayuda.
Resumiendo…
Debemos batallar y combatir las múltiples
distracciones y descubrir qué es lo que nos está ayudando a mantenernos
concentrados. Por encima de todo, debemos de llevar nuestra debilidad a Dios y
pedirle su ayuda.
lunes, 4 de septiembre de 2017
10 RAZONES PARA PRACTICAR LA HORA SANTA
Las
siguientes son las diez razones por las que se debería llevar a cabo la
práctica de la Hora Santa diaria.
Nunca te
arrepentirás de incorporar la Hora de Poder en el tejido
de tu rutina diaria, porque cambiará tu vida.
Nosotros deberíamos
encontrar el tiempo para darle al Señor.
Podemos
fácilmente pasar más de una hora frente a la televisión o a la computadora o
hablando con un amigo o simplemente perdiendo el tiempo.
¿Por qué no dar al
Señor y Creador del cielo y de la tierra una hora del día?
1- 1- EVITA EL PECADO
Existe
una relación directa entre el pecado y la falta de oración.
Ejemplo: Los Apóstoles en el Jardín.
Para evitar el
pecado necesitamos la gracia de Dios, esto viene
especialmente a través de la oración y los sacramentos.
2_ SE
APRENDE EL ARTE DE LAORACIÓN
San Alfonso decía
que el arte de todas las artes es el de la oración.
En cualquier
profesión o empresa la perfección viene después del trabajo duro.
Sin dolor no hay
ganancia. Atletas olímpicos entrenan años antes de sus
actuaciones.
¿No deberíamos dar
al Señor nuestro tiempo, los esfuerzos y la buena voluntad y aprender a orar
más y mejor?
3-MEJORA LA RECEPCIÓN DE LA EUCARISTÍA
De hecho, la
vida sacramental mejora cuando se mejora la vida de oración personal.
Jesús se hace más
real en la Sagrada Comunión.
En lugar de una
recepción fría, debemos recibir a Jesús con fuego, pasión y amor.
4-
EVITA LA MEDIOCRIDAD
Vivimos en un mundo
con indiferencia religiosa.
Leemos esto
en el libro de Apocalipsis 3: “Tú no eres ni frío ni
caliente, sino tibio, yo te vomitaré de mi boca…
5- INICIA
INCENDIOS EN NUESTRO CORAZÓN
La Oración pone a
nuestros corazones en llamas, al igual
que los discípulos en el camino a Emaús:
“¿No es verdad que, cuando él nos hablaba en el
camino y nos explicaba las escrituras, sentíamos como que un fuego
ardía en nuestros corazones?” (Lucas
24)
6- AYUDA A SUPERAR MALOS HÁBITOS
El dicho es
muy cierto: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
Si pasamos este
tiempo de calidad con Jesús entonces vamos a empezar a imitarlo.
Y entonces
podremos ser capaces de decir con San Pablo: “Ya yo no vivo en mí, sino es Cristo quien vive en mí”.
7– BENDICE A TU FAMILIA
Todos
tenemos muchos problemas familiares que nos gustaría resolver, y probablemente
hemos tratado de solucionarlos sin mucho éxito.
Primero debemos
hablar con Dios un largo tiempo y luego podemos hablar con otros acerca de Dios.
Así se dijo
de Santo Domingo que iba a hablar primero a Dios y luego hablar de Dios a los
demás.
8- DA PAZ EN EL ALMA
Vivimos
en un mundo agitado por el activismo.
Como Marta,
muchos de nosotros preferimos trabajar más que rezar cayendo en el activismo o
la horizontalidad.
En
consecuencia vivimos estresados y así estresamos a
otros también.
Carecemos de
profunda oración. La Profunda oración nos da la profunda paz.
Nuestro Dios
fue llamado Emmanuel que significa Dios con nosotros. Él es el Príncipe de la paz.
9- ES ÚTIL PARA SALVACIÓN DE NUESTRAS ALMAS Y LAS DE OTROS
San Alfonso dice: “No hay personas débiles o
fuertes, pero sí hay personas que saben cómo orar y aquellas que no saben cómo
orar”.
La oración
ferviente junto con la penitencia son claves para la apertura del corazón de
Dios para la conversión de los pecadores.
En primer
lugar, el Cura de Ars oró muchas horas,
derramó lágrimas abundantes y practicó severa penitencia y luego su parroquia
se convirtió.
Si realmente
supiéramos el valor de un alma inmortal, vamos a
pasar mucho más tiempo de rodillas rogando por la conversión de los pecadores y
sus almas inmortales.
Nuestras
almas han sido redimidas por la sangre preciosa del Cordero de Dios que quita
los pecados del mundo.
10– JESÚS Y MARÍA SE REGOCIJAN
El hecho de que
hayas tomado la decisión de dar al Señor una hora, la Hora Santa, es un signo de buena voluntad y esto hace que el
Corazón de Jesús se regocije.
Cuando
alguien viene a visitarnos con buena voluntad nos alegramos por esta muestra de
amistad.
Jesús queda
aún más agradecido. Al pasar una hora en la presencia de Jesús, Él se convertirá en tu mejor amigo en este tiempo y por toda la
eternidad.
“¿No es verdad que, cuando él nos hablaba en el
camino y nos explicaba las escrituras, sentíamos como que un fuego
ardía en nuestros corazones?” (Lucas
24)
miércoles, 23 de agosto de 2017
COMO RECUPERAR LA PAZ DEL CORAZÓN ?....
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miércoles, 16 de agosto de 2017
8 CONSEJOS PARA REZAR MEJOR EL ROSARIO
1. Antes de iniciar el Rosario es provechoso guardar unos segundos de silencio para tomar conciencia de lo que vas a hacer y así rezarlo con devoción, no mecánicamente. Adoptar la actitud del hijo que se acerca con mucho cariño a su Madre del cielo y decirle algo así: Aquí me tienes de nuevo, María, quiero estar un rato contigo, mostrarte mi afecto, sentir tu cercanía; quiero que me ayudes a conocer mejor a Tu Hijo, que me enseñes a rezar como Él y a parecerme cada día más a Él.
2. Durante unos minutos o durante todo el rezo del Rosario puedes tener delante una imagen de la Santísima Virgen que te recuerde a la que está en el cielo. A partir de la imagen perceptible con los sentidos, trae a la memoria a tu Madre del cielo y ponte espiritualmente en Sus brazos.
3. Recuerda que el Rosario consiste en meditar y contemplar los principales episodios de la vida de Cristo para conocerlo, amarlo e imitarlo. Mientras rezas las diez Avemarías de cada misterio como si fueran una melodía de fondo que tranquiliza y serena, centras tu oración en Cristo, su vida, sus enseñanzas. Los misterios del Rosario son como un compendio del mensaje de Cristo. Cada misterio tiene sus gracias especiales, grandes temas en qué meditar, grandes enseñanzas. Meditar en los misterios de la vida de Cristo nos ayuda a crecer en nuestra configuración en Él. No es un simple ejercicio intelectual, sino un encuentro vivo con Cristo, pues por las virtudes teologales podemos entrar en contacto real con Cristo.
4. "Contemplar con María el rostro de Cristo" (RVM, 3). Ponte al lado de María y juntamente con Ella recuerda a Cristo. Si rezas así el Rosario, verás que algo sucede en tu alma mientras lo rezas. Experimentas la presencia de María que te dice que Ella está allí, siempre a tu lado, te abraza, te enseña a contemplar a Jesús. Durante el Rosario, María trabaja de manera especial en tu alma, modelándola conforme a la imagen de Jesús. Ella es quien nos conduce de modo más seguro a Cristo y lo hace no sólo con su ejemplo sino con una acción espiritual, profundamente eficaz. Cuando María y el Espíritu Santo trabajan juntos, forman una mancuerna realmente poderosa.
5. Rezar el Rosario es rezar desde el corazón de María. "Aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y la profundidad de su amor". (RVM 1) María es modelo insuperable de contemplación. A partir de la experiencia de María, el Rosario es oración contemplativa; es entrar a la escuela de oración de la Virgen María. Nos enseña mostrándonos a Jesús y permitiéndonos ver cómo ella los vive interiormente.
6. Ten siempre presente que el Rosario es un arma poderosa. Rezándolo con esta certeza de fe, obtenemos abundantes gracias a través de las manos de María. La paz del mundo es una intención particularmente querida por María. Otra intención muy especial y que, como dice Juan Pablo II, requiere hoy "urgente atención y oración", es la familia.
7. Es una oración que ayuda a unificar e integrar toda la vida y a ponerla en manos de Jesús y María, pues a lo largo de los misterios del Rosario podemos ir poniendo en sus manos las personas que más llevamos en el corazón, la familia, los amigos, la Iglesia, la nación, la humanidad, la misión, el trabajo, las preocupaciones e intenciones personales.
8. El hábito de rezar el Rosario todos los días es un modo de asegurar un contacto diario con la Virgen María, de expresarle todo tu afecto, veneración y gratitud. Es bueno tratar de rezarlo cada día mejor, con más atención, disponiéndote con las actitudes correctas, meditando mejor, poniendo más amor.
jueves, 10 de agosto de 2017
IMPORTANCIA DE ORAR AL SANTISIMO
Un sacerdote exorcista de Canadá en una charla explicaba la importancia de hacer adoración al Santísimo por lo menos una hora por semana.
Y para las personas que tienen enfermedades fuertes o cosas fuertes en sus familias , el dijo que irse a hacer adoración media hora por día o una hora , no sólo cura , transforma todo. Es lo máximo. El también dijo cual es la mejor forma de hacer adoración...
Ejemplo:
Los primeros 15 minutos ir frente a Jesús Eucaristía y mostrarnos frente Él y decirle que vienes para amarlo y que quieres dejarte Amar por Él.
Los siguientes 15 minutos. Darle gracias por todo.
Por la vida
Por el hogar
Por lo que tenemos de comer
Por el trabajo
Por el agua que tenemos para bañarnos. Etc...
Muchas veces, no damos gracias porque ya no valoramos lo que tenemos, siempre miramos lo que no tenemos.
Después 15 min de reparación
Reparando y entregando por nuestros familiares que no lo conocen, no le aman
Reparación por las cosas que están pasando en el mundo
Los abortos, las idolatrías , las matanzas, los adulterios etc...
Y último las peticiones los último 15 min
El dio una guía con el tiempo pero no necesariamente tiene que ser esos minutos.
También dijo el que tiene una enfermedad como el cáncer , si va al Santísimo a hacer adoración , no baja de peso, no se le cae el pelo, no tiene dolor fuerte . El dijo en un Santísimo expuesto salen rayos de Jesús y las personas van sanando y liberandose.
GLORIA A TI SEÑOR !!
domingo, 6 de agosto de 2017
¿QUE HACER CUANDO TE PIDEN ORACIÓN?
Cómo la haces??
Cuántas veces en nuestro diario vivir, encontramos personas que se nos acercan y nos piden que oremos por ellos, cuántas veces decimos que lo vamos a hacer y solamente son palabras que se las lleva el viento, hacemos oraciones cortas que no llegan al cielo, porque sólo las hacemos con la mente, pero no con el corazón.
No oramos en Espíritu, y en Verdad como nos pide nuestro Señor, no sentimos el dolor que están pasando aquellos que nos han pedido oración, no vivimos la desesperación que sienten y que los motiva a pedir que los acompañemos en ese clamor a Dios.
La Biblia dice que oremos por los presos como si estuviéramos presos juntamente con ellos, es decir, que oremos como que fuéramos nosotros los que estuviéramos pasando esa necesidad, pero no lo hacemos, no nos conmueve la necesidad que está viviendo el mundo, ni siquiera nos conmueve la necesidad que está pasando aquel que se acercó a nosotros confiando en que íbamos a rogar a Dios por su necesidad.
No nos hemos dado cuenta que el que alguien nos pida oración, es la MISMA INVITACIÓN DEL SEÑOR A QUE HABLEMOS CON ÉL.
Es Dios mismo el que nos está invitando, por medio de la necesidad de los demás, a tener un encuentro especial en Su presencia, no nos hemos dado cuenta, que el orar por lo demás, es un privilegio que viene directamente del Creador.
Hoy te invito a que cuando alguien te pida oración, sientas que es el mismo Dios, el que desea escuchar de parte tuya, el clamor que sale de tu corazón pidiendo por la necesidad de los demás, te darás cuenta que a medida que ores por otras personas, tus mismas necesidades serán suplidas por nuestro Señor.
Quién se acerca a nosotros para pedir de nuestra oración; es porque realmente necesita de Dios... y ese acercamiento que tengamos con Dios, va a ser muy benéfico para nuestra propia alma.
lunes, 31 de julio de 2017
¿ PARA QUE LA MISA ?
Un
viernes de hace dos mil años, un hombre sin pecado ofreció su vida, su sangre y
su muerte en un gesto de suprema obediencia dictada por el amor. Aquel hombre
era el Hijo de Dios, y porque era perfectamente santo, el Padre le abrió los
brazos y lo resucitó en la gloria. Mediante su sacrificio, la humanidad entera
entró en la vida eterna de Dios. Es el sacrificio de Cristo que nos salva, pero
Dios nos respeta tanto que no quiere salvarnos sin nosotros: es necesario que
nosotros nos ofrezcamos junto a Jesús. Y para esto está la Misa, que es la
permanencia de su sacrificio. La Misa es una presencia, una nueva presencia, un
nuevo presentarse Cristo en su único acto redentor; es un hacer presente aquí y
ahora el sacrificio del calvario que llega a ser una realidad de nuestro
tiempo, de nuestra parroquia, de nuestra vida. Por esto es necesario ir con
alegría y reconocimiento.
Es
preciso ir con los propios pies, mientras se puede; con la propia boca y con el
propio corazón para comer el fruto de la vida. "Quien come mi
carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le resucitaré en el último
día" (Jn 6.54).
¿ Por qué debemos ir a Misa?
“¿Cómo vivimos nosotros la Eucaristía? ¿Cómo vivimos la Misa, cuando vamos a Misa los domingos? ¿Es sólo un momento de fiesta? ¿Es una tradición bien establecida, qué se hace? ¿Es una ocasión para encontrarnos o para sentirnos bien o es algo más? Hay señales muy específicas para averiguar cómo vivir esto. Cómo vivimos la Eucaristía. Señales que nos dicen si vivimos la Eucaristía bien, o no la vivimos tan bien”
El Papa Francisco dijo que, en cuanto a la Misa, es fundamental saber que allí tenemos la gracia “de ser perdonados y perdonar. A veces alguien pregunta: ‘¿Por qué hay que ir a la iglesia, si los que participan regularmente en la Misa son pecadores como los demás?’. ¡Cuántas veces hemos oído esto!”
“Porque somos pecadores y queremos recibir el perdón de Jesús, participar en su redención, en su perdón. ¡Ese ‘confieso’, que decimos al principio no es algo ‘formal’, es un verdadero acto de penitencia! ¡Yo soy pecador y confieso! Así da inicio la Misa”.
“En realidad, quien celebra la Eucaristía no
lo hace porque cree o quiere aparentar más que los demás, sino porque se
reconoce siempre con la necesidad de ser aceptado y regenerado por la
misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo. ¡Si cada uno de nosotros no se
siente con la necesidad de la misericordia de Dios, no se siente un pecador, es
mejor que no vaya a Misa!”
“No debemos olvidar nunca que la Última Cena de Jesús tuvo lugar ‘la noche en que fue traicionado’. En el pan y el vino que ofrecemos y en torno al cual nos reunimos se renueva cada vez el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo para la remisión de nuestros pecados. Debemos ir a Misa humildemente, como pecadores y el Señor nos reconciliará”.
Debemos tener la capacidad de descubrir a los otros como hermanos a partir del amor a Jesús, para lograr compartir su Pasión y su Resurrección, especialmente con los más necesitados.
“No debemos olvidar nunca que la Última Cena de Jesús tuvo lugar ‘la noche en que fue traicionado’. En el pan y el vino que ofrecemos y en torno al cual nos reunimos se renueva cada vez el don del Cuerpo y la Sangre de Cristo para la remisión de nuestros pecados. Debemos ir a Misa humildemente, como pecadores y el Señor nos reconciliará”.
Debemos tener la capacidad de descubrir a los otros como hermanos a partir del amor a Jesús, para lograr compartir su Pasión y su Resurrección, especialmente con los más necesitados.
“Me
pregunto, todos preguntémonos: yo, que voy a misa, ¿cómo vivo esto? ¿Me
preocupo de ayudar, de acercarme, de rezar por ellos, que tienen este problema?
¿O soy un poco indiferente? O tal vez me preocupo de chismorrear: ‘¿viste cómo
iba vestida aquella, como iba vestido aquél?’.... A veces se hace esto después
de la Misa, ¿o no? ¡Se hace! ¡Y esto no se debe hacer! Debemos preocuparnos por
nuestros hermanos y hermanas que tienen una necesidad, una enfermedad, un
problema”.
Un “último y valioso indicador” sobre la vivencia de la Misa es la relación entre la Eucaristía y las comunidades cristianas: “debemos tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de lo que Jesús dijo e hizo. No ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es Cristo quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, que se hace presente y nos reúne en torno a Él, para alimentarnos con su Palabra y con su vida”.
“Esto significa que la misión y la misma identidad de la Iglesia fluyen a partir de ahí, de la Eucaristía, y allí siempre toman forma. Una celebración puede llegar a ser impecable en términos de apariencia, hermosísima, pero si no nos lleva al encuentro con Jesús, puede que no aporte ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia e impregnarla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida.
Un “último y valioso indicador” sobre la vivencia de la Misa es la relación entre la Eucaristía y las comunidades cristianas: “debemos tener siempre presente que la Eucaristía no es algo que hacemos nosotros; no es una conmemoración nuestra de lo que Jesús dijo e hizo. No ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es Cristo quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es el Señor. Es un don de Cristo, que se hace presente y nos reúne en torno a Él, para alimentarnos con su Palabra y con su vida”.
“Esto significa que la misión y la misma identidad de la Iglesia fluyen a partir de ahí, de la Eucaristía, y allí siempre toman forma. Una celebración puede llegar a ser impecable en términos de apariencia, hermosísima, pero si no nos lleva al encuentro con Jesús, puede que no aporte ningún alimento a nuestro corazón y a nuestra vida. A través de la Eucaristía, en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra existencia e impregnarla de su gracia, para que en cada comunidad cristiana haya coherencia entre liturgia y vida.
“Debemos entender que una cosa es rezar en casa,
rezar el rosario, rezar tantas bellas oraciones, hacer el via crucis, leer la
Biblia, y otra cosa es la celebración eucarística. En la celebración entramos
en el misterio de Dios, en ese camino que nosotros no podemos controlar. Él
solo es el único, él es la gloria, él es la potencia. Pidamos esta gracia: que
el Señor nos enseñe a entrar en el misterio de Dios”.
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