Para los planes de Dios sobre cada uno de nosotros no existen
respuestas teológicas concretas. No sé qué pueda querer Dios de usted, ni hasta
donde lo probará con el infortunio.
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos
llegan hasta el cuello pero no nos ahogan. No le voy a mentir diciendo que ya
van a terminar sus sufrimientos. Eso hacen los horoscopistas que mienten a la gente
y juegan con su sed de esperanza y su credulidad. Pero a pesar de mentirle no
le solucionan nada.
7 principios claros que debemos tener claro:
1- Todo sucede para el
bien de los que Dios ama (Romanos 8,20). Aunque allí no se dice qué se incluye en
ese ‘todo´: va desde los dones materiales de Dios, hasta la cruz y el martirio.
2- Dios no permite que
seamos probados más allá de nuestras fuerzas.
3- Muchas veces las
aguas nos llegan hasta el cuello, pero no nos ahoga.
4- Muchas veces Dios
espera que le pidamos lo que necesitamos, incluso con
sacrificios, penitencias y votos generosos, y luego actúa. Porque quería
suscitar en nosotros esos actos que nos han de santificar.
5- La cruz está en el
camino ordinario de toda persona llamada a la santidad. Y debemos aceptar
con paciencia y resignación nuestras cruces; para eso podemos leer con fruto el
Libro de Job.
6- Esto no nos exime
de poner de nuestra parte todos los medios materiales para encontrar una
salida. Precisamente
muchas veces la gracia que Dios nos da no es el encontrar la salida de nuestros
problemas sino la gracia de intentarlo una vez más, lo cual también viene de
Dios.
7- En nuestra
debilidad se manifiesta la fuerza de Dios, como dice San Pablo.
A veces Dios espera a que estemos completamente abatidos y recién allí actúa,
para que se vea que ha sido su mano la que nos salvó y no nuestras fuerzas.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
“Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro
Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5,20)
Cuenta con mis oraciones.
En Cristo y María.
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