viernes, 31 de marzo de 2017
LOS HUMILDES HEREDARÁN LA TIERRA (Salmo 37)
No te exasperes a causa de los malos,
ni envidies a los que cometen injusticias,
porque pronto se secarán como el pasto
y se marchitarán como la hierba verde.
Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.
Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra;
hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía.
Descansa en el Señor y espera en él;
no te exasperes por el hombre que triunfa,
ni por el que se vale de la astucia
para derribar al pobre y al humilde.
Domina tu enojo, reprime tu ira;
no te exasperes, no sea que obres mal:
porque los impíos serán aniquilados,
y los que esperan al Señor, poseerán la tierra.
Un poco más, y el impío ya no existirá;
si buscas su casa, ya no estará;
pero los humildes poseerán la tierra
y gozarán de una gran felicidad.
El malvado urde intrigas contra el justo,
y al verlo, rechinan sus dientes;
ni envidies a los que cometen injusticias,
porque pronto se secarán como el pasto
y se marchitarán como la hierba verde.
Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.
Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra;
hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía.
Descansa en el Señor y espera en él;
no te exasperes por el hombre que triunfa,
ni por el que se vale de la astucia
para derribar al pobre y al humilde.
Domina tu enojo, reprime tu ira;
no te exasperes, no sea que obres mal:
porque los impíos serán aniquilados,
y los que esperan al Señor, poseerán la tierra.
Un poco más, y el impío ya no existirá;
si buscas su casa, ya no estará;
pero los humildes poseerán la tierra
y gozarán de una gran felicidad.
El malvado urde intrigas contra el justo,
y al verlo, rechinan sus dientes;
pero el Señor se burla de él,
sabiendo que se le acerca la hora.
Los impíos desenvainan la espada
y tienden sus arcos para matar al justo;
pero su espada les atravesará el corazón
y sus arcos quedarán destrozados.
Vale más la pobreza del justo
que las grandes riquezas del malvado:
porque los brazos del impío se quebrarán,
pero el Señor sostiene a los justos.
El Señor se preocupa de los buenos
y su herencia permanecerá para siempre;
no desfallecerán en los momentos de penuria,
y en tiempos de hambre quedarán saciados.
Pero los malvados irán a la ruina,
y los enemigos del Señor pasarán
como la hermosura de los prados,
se disiparán más pronto que el humo.
El impío pide prestado y no devuelve,
el justo, en cambio, da con generosidad;
los que el Señor bendice, poseerán la tierra,
y los que él maldice, serán exterminados.
El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace:
aunque caiga no quedará postrado,
porque el Señor lo lleva de la mano.
Yo fui joven, ahora soy viejo,
y nunca vi a un justo abandonado,
ni a sus hijos mendigando el pan;
él presta siempre con generosidad
y su descendencia será bendecida.
Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
porque el Señor ama la justicia
y nunca abandona a sus fieles.
Los impíos serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada,
pero los justos poseerán la tierra
y habitarán en ella para siempre.
La boca del justo expresa sabiduría
y su lengua dice lo que es recto:
la ley de Dios está en su corazón
y sus pasos no vacilan.
El malvado está al acecho del justo
con la intención de matarlo,
pero el Señor no lo abandona en sus manos
ni deja que lo condenen en el juicio.
Espera en el Señor y sigue su camino:
él te librará de los impíos;
te honrará con la posesión de la tierra
y tú mismo verás la ruina de los malos.
Yo vi a un impío lleno de arrogancia,
que florecía como un cedro frondoso;
pasé otra vez, y ya no estaba,
lo busqué, y no se lo pudo encontrar.
Observa al inocente, fíjate en el bueno:
el que busca la paz tendrá una descendencia;
pero los pecadores serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada.
La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro;
el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en él.
sabiendo que se le acerca la hora.
Los impíos desenvainan la espada
y tienden sus arcos para matar al justo;
pero su espada les atravesará el corazón
y sus arcos quedarán destrozados.
Vale más la pobreza del justo
que las grandes riquezas del malvado:
porque los brazos del impío se quebrarán,
pero el Señor sostiene a los justos.
El Señor se preocupa de los buenos
y su herencia permanecerá para siempre;
no desfallecerán en los momentos de penuria,
y en tiempos de hambre quedarán saciados.
Pero los malvados irán a la ruina,
y los enemigos del Señor pasarán
como la hermosura de los prados,
se disiparán más pronto que el humo.
El impío pide prestado y no devuelve,
el justo, en cambio, da con generosidad;
los que el Señor bendice, poseerán la tierra,
y los que él maldice, serán exterminados.
El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace:
aunque caiga no quedará postrado,
porque el Señor lo lleva de la mano.
Yo fui joven, ahora soy viejo,
y nunca vi a un justo abandonado,
ni a sus hijos mendigando el pan;
él presta siempre con generosidad
y su descendencia será bendecida.
Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
porque el Señor ama la justicia
y nunca abandona a sus fieles.
Los impíos serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada,
pero los justos poseerán la tierra
y habitarán en ella para siempre.
La boca del justo expresa sabiduría
y su lengua dice lo que es recto:
la ley de Dios está en su corazón
y sus pasos no vacilan.
El malvado está al acecho del justo
con la intención de matarlo,
pero el Señor no lo abandona en sus manos
ni deja que lo condenen en el juicio.
Espera en el Señor y sigue su camino:
él te librará de los impíos;
te honrará con la posesión de la tierra
y tú mismo verás la ruina de los malos.
Yo vi a un impío lleno de arrogancia,
que florecía como un cedro frondoso;
pasé otra vez, y ya no estaba,
lo busqué, y no se lo pudo encontrar.
Observa al inocente, fíjate en el bueno:
el que busca la paz tendrá una descendencia;
pero los pecadores serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada.
La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro;
el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en él.
jueves, 30 de marzo de 2017
DIOS OBRA PARA BIEN
El único
sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada
isla. El oró fervientemente a Dios pidiéndole ser rescatado, y cada día
escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.
Cansado, finalmente
optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y
almacenar sus pocas pertenencias.
Un día,
tras merodear por la isla en busca de alimento, regresó a casa para encontrar
su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor
había ocurrido... lo había perdido todo. Quedó anonadado con tristeza y rabia.
"Dios:
cómo me pudiste hacer esto a mi!" se lamentó.
Temprano
al día siguiente, sin embargo, fue despertado por el sonido de un barco que se
acercaba a la isla. Había venido a rescatarlo.
¿Cómo
supieron que estaba aquí?, preguntó el cansado hombre a sus salvadores.
"Vimos
su señal de humo", contestaron ellos.
Es fácil
descorazonarse cuando las cosas marchan mal. Pero no debemos desanimarnos,
porque Dios trabaja en nuestras vidas, aún en medio del dolor, la incertidumbre
y el sufrimiento.
¡Ten fe!
Dios está contigo y te ayudará a salir adelante.
TODO OBRA PARA BIEN ( Rom 8:28)
miércoles, 29 de marzo de 2017
QUE SIGNIFICA CARGAR TU CRUZ....
“El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío” (Mt. 16, 24)
Jesús murió crucificado como un criminal y tratado con la mayor crueldad posible; tanta crueldad sufrió Jesús que, según las Sagradas Escrituras, expiró aproximadamente tres horas después de haber sido crucificado, ante el asombro de los soldados romanos y demás testigos… Ante aquella sombría realidad vivida por Jesús, la cruz continuó siendo el lugar de castigo y tormento, hasta que el relato de su resurrección se empezó a expandir; tal fue el auge de este acontecimiento, que transformó la historia, y la predicación de su suplicio se convirtió en esperanza y salvación.
La cruz se transformó en el símbolo del misterio cristiano redentor, pues en la cruz quiso libremente morir Jesús. Los cristianos la convertirán precisamente en referencia religiosa, haciendo de lo insensato, cátedra de sabiduría divina, el escándalo hace acto de presencia: “La muerte que salva”, “la resurrección que redime”. Después de este acontecimiento histórico podemos entender que la Cruz de Cristo se ha convertido en el emblema universalmente conocido del cristianismo, y que a nuestros días no deja de causar asombro y hasta cierta incredulidad: “Contemplarán al que traspasaron” (Jn. 19,37).
La Cruz y la Resurrección conforman el corazón del “Kerigma” apostólico, es decir, la proclamación original de la salvación realizada por Cristo: “Dios ha hecho Señor y Cristo a ese Jesús al que habéis crucificado” (Hch. 2, 36; cf. 2, 23; 4, 10), o que “fue colgado del madero” (Hc 10, 39; 13, 29). Es importante que tengamos presente que la cruz no solo es historia de la humanidad, sino que es un hecho que trasciende a la humanidad misma, puesto que en ella encontramos la máxima expresión de amor con la que Dios reconcilia a toda la humanidad con Él mismo, le invita a acceder su intimidad misma y vivir los frutos de la divinidad.
Al respecto, Jesús, dentro de su predicación, nos habla de ciertos requisitos para acceder a la intimidad de Dios (salvación), algunos de estos son:
1- El prójimo;
2- La conversión interior, manifestada al exterior por medio de acciones concretas;
3- Desprendimientos de ataduras materiales y sentimentales;
4- Cargar con la cruz.
De todos los “requisitos” antes mencionados, hay uno en particular del que me interesa hablar a profundidad: Cargar con la Cruz. Comúnmente llamamos “cruz” a la participación del cristiano en este misterio, por medio del sufrimiento transformado en donación, pero a menudo nos encontramos que la cruz es más sufrimiento que donación, sino preguntémonos cuántas veces no hemos escuchado las siguientes afirmaciones: “Esa situación es tu cruz”, “Eso malo que te ha pasado es la cruz que Dios quieres que cargues”, “Esa persona que me desespera es mi cruz”, entre otras. La cruz no solo es suplicio, la cruz también es salvación; y para que podamos entenderlo de manera más clara leamos la cita bíblica de Mt. 10, 38: “El que no carga su cruz y viene detrás mío, no es digno de mi”.
Cuando Jesús habla de cargar la propia cruz no solo se refiere a cargar con la penas y los dolores, Jesús habla de cargar todo lo que hay en nuestra vidas; injustamente a la cruz asociamos lo malo, lo difícil, lo injusto; pero obviamos algo muy importante, el hecho que Jesús cargó con toda la humanidad, con justos e injustos, con santos y pecadores, con buenos y malos; y todo lo que hay en nuestro interior -dolores, alegrías, cualidades y defectos-; porqué Jesús, al no cometer pecado cargó con toda la realidad humana; por ende al mencionar la frase “cargar con la cruz” nos invita a que nos despojemos de las ataduras materiales, emocionales y espirituales y emprendamos el camino para peregrinar al encuentro con su Padre, que por medio de su sacrificio se hace nuestro Padre. El cargar con la cruz implica vivir una verdadera conversión, implica tomar lo que somos, lo poco que tenemos, y caminar decididamente la senda que Jesús caminó.
Ahora bien, es importante recordar que el camino de la cruz terminó en el Gólgota y, ésta, en el lugar del suplicio, se convierte en el trono de Cristo (Jn. 12, 34); entonces para nosotros el sacrificio que significa cargar con todas nuestras realidades en el sentido de donación y agradecimiento al Padre, tendrá como recompensa el trono de Cristo. Si retomamos los requisitos antes mencionados, con seguridad se puede afirmar que estos implican una renuncia, un cambio y un permanecer y perseverar; sino analicemos brevemente:
- Tu prójimo: Amigos, compañeros, conocidos, desconocidos y enemigos, todos ellos son parte del cargar con la cruz en el vivir de la cotidianidad. A cada uno de ellos tenemos que amarlos, respetarlos y ver que en sus rostros vive Jesús.
- Conversión: Debo prestar especial importancia a todo lo que me aleja de Dios y luchar por cambiarlo; pero también, debo cuidar lo que me acerca a Él para que la tentación no entre en mi vida por estar confiado en las cualidades. Esto también es cargar con la cruz.
- Desprendimiento: No seamos como el joven rico, es decir aquellos que buscamos cumplir la voluntad de Dios creyendo que es Él quien se tiene que adaptar a nosotros y no nosotros a Él (Flp. 3, 13- 18). Tenemos que desprendernos de nuestras ataduras y no creer que solo por asistir a misa, rezar rosarios, padres nuestros y no hacer nada malo encontraremos la salvación. Desprenderse de “mis” apegos también es cargar con la cruz.
En segundo ten la valentía de ver la cruz no como lugar de sufrimiento, sino como lugar de glorificación, de exaltación y sobretodo de purificación, la cruz es la dignidad del cristiano y en ella carga toda la realidad que le atañe en la cotidianidad.
“Recuerden la serpiente que Moisés hizo levantar en el desierto: así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, y entonces todo el que crea en Él tendrá por Él vida eterna” (Jn. 3, 14-15)
Artículo escrito por Pedro Mira, de católicos con acción
martes, 28 de marzo de 2017
SEÑOR, TÚ HAS SIDO NUESTRO REFUGIO (Salmo 90)
Señor, tú has sido nuestro refugio
a lo largo de las generaciones.
Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre, tú eres Dios.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos".
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
¡Estamos consumidos por tu ira
y consternados por tu indignación!
Pusiste nuestras culpas delante de tus ojos,
y nuestros secretos a la luz de tu mirada.
Nuestros días transcurren
bajo el peso de tu enojo,
y nuestros años se acaban como un suspiro.
Nuestra vida dura apenas setenta años,
y ochenta, si tenemos más vigor:
en su mayor parte son fatiga y miseria,
porque pasan pronto, y nosotros nos vamos.
¿Quién puede conocer la violencia de tu enojo
y ver el fondo de tu indignación?
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Alégranos por los días en que nos afligiste,
por los años en que soportamos la desgracia.
Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos.
Que descienda hasta nosotros
la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos.
a lo largo de las generaciones.
Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre, tú eres Dios.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos".
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
¡Estamos consumidos por tu ira
y consternados por tu indignación!
Pusiste nuestras culpas delante de tus ojos,
y nuestros secretos a la luz de tu mirada.
Nuestros días transcurren
bajo el peso de tu enojo,
y nuestros años se acaban como un suspiro.
Nuestra vida dura apenas setenta años,
y ochenta, si tenemos más vigor:
en su mayor parte son fatiga y miseria,
porque pasan pronto, y nosotros nos vamos.
¿Quién puede conocer la violencia de tu enojo
y ver el fondo de tu indignación?
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Alégranos por los días en que nos afligiste,
por los años en que soportamos la desgracia.
Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos.
Que descienda hasta nosotros
la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos.
lunes, 27 de marzo de 2017
EMPUJA LA ROCA
Cuentan
que un muy buen hombre vivía en el campo pero tenía problemas físicos, cuando
un día se le apareció Jesús y le dijo:
"Necesito que vayas hacia aquella gran roca de la montaña, y te pido que la empujes día y noche durante 1 año". El hombre quedó perplejo cuando escuchó esas palabras, pero obedeció y se dirigió hacia la enorme roca de varias toneladas que Jesús le mostró.
"Necesito que vayas hacia aquella gran roca de la montaña, y te pido que la empujes día y noche durante 1 año". El hombre quedó perplejo cuando escuchó esas palabras, pero obedeció y se dirigió hacia la enorme roca de varias toneladas que Jesús le mostró.
Empezó a
empujarla con todas sus fuerzas, día tras día, pero no conseguía moverla ni un
milímetro. A las pocas semana llegó el diablo y le puso pensamientos en su
mente: "¿Por qué sigues obedeciendo a Jesús? Yo no seguiría a alguien que
me haga trabajar tanto y sin sentido. Debes alejarte, ya que es estúpido que
sigas empujando esa roca, nunca la vas a mover". El hombre trataba de
pedirle a Jesús que le ayudara para no dudar de su voluntad, y aunque no
entendía se mantuvo en pie con su decisión de empujar.
Con los
meses, desde que se ponía el sol hasta que se ocultaba aquel hombre empujaba la
enorme roca sin poder moverla, mientras tanto su cuerpo se fortalecía, sus
brazos y piernas se hicieron fuertes por el esfuerzo de todos los días. Cuando
se cumplió el tiempo el hombre elevó una oración a Jesús y le dijo: "Ya he
hecho lo que me pediste, pero he fracasado, no pude mover la piedra ni un
centímetro" . Y se sentó a llorar amargamente pensando en su muy evidente
fracaso. Jesús apareció en ese momento y le dijo: "¿Por qué lloras? ¿Acaso
no te pedí que empujaras la roca? Yo nunca te pedí que la movieras, en cambio
mírate, tu problema físico ha desaparecido. NO has fracasado, yo he conseguido
mi meta, y tú fuiste parte de mi plan".
Muchas
veces al igual que este hombre, vemos como ilógicas las situaciones, problemas
y adversidades de la vida, y empezamos a buscarle lógica, nuestra lógica, a la
voluntad de Dios y viene el enemigo y nos dice que no servimos, que somos
inútiles o que no podemos seguir.
El día de
hoy es un llamado a "empujar" sin importar los múltiples pensamientos
de duda que ponga el enemigo en nuestras mentes. Pongamos pues todo en las
manos de Jesús, y Él por medio de su voluntad nunca nos hará perder el tiempo,
más bien, nos hará ser mas fuertes!
” Mira que te mando que te esfuerces y seas
valiente; No temas ni te desmayes, porque Jehová Tu Dios estará contigo donde quiera
que vallas” Josué 1-9domingo, 26 de marzo de 2017
A TI SEÑOR LEVANTO MI ALMA... (Canción, Letra y video).
sábado, 25 de marzo de 2017
viernes, 24 de marzo de 2017
¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS ALCANZAN MILAGROS Y OTRAS NO?
En
toda la historia del pueblo de Dios y de la Iglesia, existen historias de
verdaderos milagros. Los milagros son intervenciones de Dios, sobre los cuales
podemos decir que, por amor, Él hace una excepción para aquello que supera
nuestra naturaleza y comprensión. Milagro es una prueba de Dios, una práctica
exclusiva de su amor omnipotente, que forma parte de un plan mayor. El Señor no
quiere mimar a sus hijos, sino salvarlos; luego, todo milagro forma parte de su
plan salvífico.
A continuación un pequeño “diagnóstico”, en seis partes, del
porqué el milagro que necesitas no ha llegado.
1 – No clamar por
milagros
Parece obvio, pero muchos no alcanzan milagros, porque no los
piden, aunque existan gracias que conseguimos sin pedir. Un ejemplo muy claro
de eso es el sol naciente cada mañana. “vuestro Padre celestial, que hace salir
su sol sobre justos e injustos” (cf. Mt 5,45).
Es necesario clamar por un milagro si lo quieres. Muchas
personas pierden su tiempo lamentándose, reclamando, pero se olvidan de que
Dios lo puede todo, en todo y en todos. Toma ese tiempo que pasas reclamando o
murmurando y hazle una oración a Aquel para quien nada es imposible. Ofrece tus
lágrimas en oración, Él te oirá.
2 – No tener fe
«Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de
la higuera, sino que si aun decís a este monte: “Quítate y arrójate al mar”,
así se hará. Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.» (Mt 21,
21-22)
Si ya estamos clamando, pero no logramos alcanzar el milagro,
puede ser que nos esté faltando fe. En Hebreos, está una magnífica definición:
“La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se
ven. Por ella fueron alabados nuestros mayores”. (Hb 11, 1-2)
El buen testimonio justamente es esa intervención divina.
Clamar un milagro con fe es tener la certeza de que solamente
Dios es capaz de hacerlo, pues si dependiera exclusivamente de la mano humana,
nada sucedería.
3 – No perseverar
Somos de la generación del Fast
food y del Internet sin límites, donde, en todo momento, buscamos lo
ilimitado. Generación de alta tecnología y muchas facilidades, donde estamos
acostumbrados al ahora, donde nada tarda. Sin embargo, la lógica divina no ha
cambiado, ni todo es espontáneo. ¿Cuántas personas han sido curadas de
enfermedades después de años de que su familia se arrodillara y clamara por un
milagro? Para entender la lógica de Dios, aprendemos con Jesús: “Les decía una
parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. «Había
un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en
aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: “¡Hazme justicia contra
mi adversario!” Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa
molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a
importunarme.”» Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios,
¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les
hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del
hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (Lc 18, 1-8)
Cuando queremos algo, de hecho, ¿no luchamos por ello? Así es en
el mundo espiritual. Al persistir en la oración, vamos tomando conciencia más y
más de que Dios es el único capaz de realizarlo, y nuestra fe crece.
4 – No saber cómo pedir
Si incluso con fe y perseverancia el milagro aún no ha llegado,
es porque estás pidiéndolo de manera equivocada. El milagro no viene a partir
de una fórmula o de un orden, de un rito. El “cómo” es una manera de pedir, y
el pedir es saber que el milagro depende solamente de Él, de cualquier manera.
Es necesario saber reconocer totalmente (mente, palabra y corazón) que
solamente el Señor puede darnos el milagro.
5 – Superar la prueba
antes de que ocurra el milagro
El sufrimiento, la tribulación, la enfermedad, cualquier
adversidad que suceda no es voluntad de Dios, pero Él lo permite, como lo
permitió a Job, para que podamos crecer con esos episodios de vida. Él como
Padre, permite la adversidad, para que crezcamos en lo sobrenatural.
Eso es muy concreto, por ejemplo, en la cura interior, cuando
muchos, tras perdonar a una persona, logran la apertura a una cura física o
logran tener fe lo suficiente para interceder ante un imposible para su
familia.
6 – No es voluntad de
Dios que ese milagro ocurra
Cómo es difícil reconocer eso. Pero es una verdad tremenda. Él
es amor y quiere nuestro bien. Lo que pensamos que es bueno para nosotros puede
no ser un bien real, y Dios lo sabe. “Porque no son mis pensamientos vuestros
pensamientos”. (Is 55, 8)
Jesús, al decir eso, explica: “Si, pues, vosotros, siendo malos,
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en
los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!” (Mt 7,11).
Luego, Él no nos lo concede y no entendemos, lo importante aquí es no ser
como niños caprichosos, sino que podamos reconocer y madurar en nuestra entrega
a Él, y reconocer que más importante que los milagros del Señor es el Señor de
los Milagros, que ya hizo el mayor milagro que fue nuestra salvación por su
Pasión y Resurrección, y nos concede el precioso milagro de la Eucaristía en
cada misa.
jueves, 23 de marzo de 2017
EN MI ANGUSTIA BUSCO AL SEÑOR (Salmo 76)
Invocaré al Señor con toda mi voz,
gritaré al Señor, y él me escuchará.
Busco al Señor en el momento de mi angustia;
de noche, tiendo mi mano sin descanso,
y mi alma rechaza todo consuelo.
Yo me acuerdo del Señor, y me lamento;
medito, y mi espíritu desfallece:
tú no me dejas conciliar el sueño,
estoy turbado, y no puedo hablar.
Pienso en los tiempos antiguos,
me acuerdo de los días pasados;
reflexiono de noche en mi interior,
medito, y mi espíritu se pregunta:
¿Puede el Señor rechazar para siempre?
¿Ya no volverá a mostrarse favorable?
¿Se habrá agotado para siempre su amor,
y habrá caducado eternamente su promesa?
¿Se habrá olvidado Dios de su clemencia
o, en su enojo, habrá contenido su compasión?
Entonces dije —¡y este es mi dolor!—:
"¡Cómo ha cambiado la derecha del Altísimo!"
Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas.
Tus caminos son santos, Señor.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones.
Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Cuando te vieron las aguas, Señor,
cuando te vieron las aguas, temblaron,
¡se agitaron hasta los abismos del mar!
Las nubes derramaron aguaceros,
retumbaron los densos nubarrones
y zigzaguearon tus rayos.
El trueno resonó en la bóveda del cielo,
tus relámpagos iluminaron el mundo,
tembló y se tambaleó la tierra.
Te abriste un camino entre las aguas,
un sendero entre las aguas caudalosas,
y no quedó ningún rastro de tus huellas.
Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.
miércoles, 22 de marzo de 2017
LAS PRUEBAS NOS HACEN FUERTES
Una señora entro a una tienda y
vio una pequeña y hermosa taza. La tomo para observarla y se sorprendió cuando
la taza le hablo. La taza le dijo: ¡Yo no siempre he sido esta taza que usted
esta sosteniendo! Hace mucho tiempo yo solo era un montón de barro. Mi creador
me tomo entre sus manos y me golpeó y me amoldó cariñosamente. Llego un momento
en que me desespere y le grite: "¡Por favor! ¡Ya déjame en Paz!" Pero
mi amo solo me sonrió y me dijo: "Aguanta un poco mas, todavía no he
terminado."
Después me puso en un horno. ¡Yo
nunca había sentido tanto calor!
Me pregunté porque mi amo querría
quemarme, así que toqué la puerta del horno. A través de la ventana del horno
pude leer los labios de mi amo que me decían "Aguanta un poco mas, todavía
no he terminado." Finalmente, luego de un tiempo, se abrió la puerta.
Mi amo me tomó y me puso en una
repisa para que me enfriara. Luego mi creador me cepillo y me pinto. ¡El olor
de la pintura era horrible! ¡Sentía que me ahogaría! "¡Por favor
detente!" le gritaba yo a mi amo; pero el solo movía la cabeza haciendo un
gesto negativo y decía "Aguanta un poco mas, todavía no he
terminado.
Luego de terminar me metió en un
horno aun mas caliente y pensé que ya este era el fin. Después de haber salido
del segundo horno, mi amo me dio un espejo y me dijo: "¡Mírate, esta eres
tu!" Yo no podía creerlo, esa no podía ser yo. ¡Lo que veía era hermoso!
Mi amo nuevamente me dijo: ¡Ahora tu eres un producto terminado! "¡Eres lo
que yo tenía en mente cuando te comencé a formar!".
Dios nunca te va a tentar ni te
va a obligar a que vivas algo que no puedas soportar. Dios sabe lo que esta
haciendo con cada uno de nosotros. El es el artesano y nosotros somos el barro
con el cual el trabaja. El nos amolda y nos da forma para que lleguemos a ser
una pieza perfecta y podamos cumplir con nuestro propósito en la vida.
Las pruebas nos hacen fuertes,
sabios y nos dan la experiencia que la vida nos exige. Si estas pasando por
alguna situación difícil, es tiempo de volver a tu creador. El te dará las
fuerzas y el animo para continuar.
«Antes de darte la vida, ya te había yo
escogido; antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a
ser profeta de las naciones.» (Jeremías 1:5)
No te rindas, "Aguanta un
poco más, Dios aun no ha terminado su trabajo contigo"
¡Que tengas un día bendecido!
martes, 21 de marzo de 2017
MEJORA TU FE, 8 CONSEJOS DE SANTO TOMÁS
Ocho
píldoras de espiritualidad de santo Tomás de Aquino. Diez consejos para vivir
más intensamente la propia espiritualidad.
“Se ha
decidido emprender un recorrido de formación sobre la vida espiritual cristiana
a partir de la doctrina de Tomás de Aquino, por dos razones principales:
la
primera relativa al contenido en sí mismo, es decir, la vida espiritual en
orden a la contemplación y al conocimiento místico;
la
segunda está vinculada al mismo Tomás de Aquino en cuanto a uno de los más
grandes autores y estudiosos que la historia nos haya dado y al mismo tiempo un
gran santo por su vivencia heroica, aunque, por desgracia, a día de hoy a
menudo es relegado a los contextos de nicho”.
Las 8
lecciones de santo Tomás:
1. Unión
íntima
En relación a la vida espiritual, Tomás afirma que
es un camino que nos lleva a un conocimiento casi experimental de Dios. La
vivencia espiritual cristiana íntima, o mística, no está reservada a alguien en
especial, sino a todos y es el recorrido de unión íntima con Dios al que cada
uno está llamado a partir del Bautismo: la vida mística es, por lo tanto, la
vida íntima de Dios comunicada al hombre.
2. Dios nos
quiere como Él
Al emprender este camino surge el núcleo
fundamental del credo cristiano y católico en particular: no un Dios que
“simplemente” se revela, sino un Dios que se ha hecho hombre para hacernos como
Él, o como dice santo Tomás: “El Hijo de Dios, al querer que fuéramos
partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que hecho hombre,
hiciera a los hombres dioses” (Officium
de festo corporis Christi).
3. Dar el
peso justo a las cosas
Tomás de Aquino, además, deja ver en su obra una
carga afectiva profunda de la relación Dios-Hombre, aunque con un lenguaje que
hoy consideramos algo frío y áspero. Su doctrina no fue sólo especulativa, sino
afectiva. Él, de hecho, nos amonesta para dar el justo peso a las cosas, para
poner en orden, una vez por todas, sobre lo que realmente cuenta para la vida
presente y para la futura, es decir, estar con el Señor, no dando importancia
al resto.
4. La
caridad
Tomás enseña que la vida espiritual mística es lo
que nos conduce, a través de la caridad, a ser elevados hasta la visión del
mismo Dios. Este es el corazón de la reflexión de santo Tomás: el amor, la
caridad es fin y medio. Fin en cuanto Dios-amor es hacia lo que todos tendemos;
medio en cuanto el amor es lo que nos permite elevarnos y a través del amor,
Dios nos eleva hasta volvernos dignos del encuentro con Él. Y esto es el fruto
de la contemplación.
5. La
aspiración de cada hombre
Esta contemplación, aunque imperfecta, en esta vida
da, podríamos decir, como bien accesorio la delectatio (alegría,
placer) nos impulsa aún más a la contemplación, explica Tomás. El hombre
entonces se demuestra ser capaz de Dios, y esta es la mayor promesa del
cristianismo, la cumbre más alta a alcanzar, la aspiración que todos nosotros, seamos
conscientes o no, sepamos expresarlo o no, llevamos en el corazón.
6. La
felicidad
Tomás nos enseña que el hombre al buscar la
felicidad en realidad busca a Dios que es la felicidad última a la que cada uno
aspira; de hecho, el hombre puede encontrarla sólo en Dios: la felicidad del
hombre, nos dice Tomás, consiste en la satisfacción del deseo natural de ver a
Dios: sólo cuando esto ocurra, el intelecto se aquietará.
7.
Recorrido hacia atrás
La distancia existente entre el Ser de Dios y el ser
del hombre no podrá colmarse sólo con las fuerzas humanas. Por eso, según el
esquema de santo Tomás, es necesario efectuar un camino “hacia atrás” de
reunión con Dios, sabiendo bien que Dios es el buen Padre misericordioso
siempre listo a sostenernos y ayudarnos con su Gracia.
8. La
belleza del amor
En su doctrina, Tomás no trasmite sólo contenidos,
sino más bien se revela un hábil pedagogo: nos toma de la mano y nos conduce al
descubrimiento de la plenitud de la dignidad de ser hombres y al descubrimiento
de la belleza de ser criaturas amadas por Dios. No nos enseña, explícitamente,
a contemplar, sino que nos revela la importancia de la contemplación. No nos
explica concretamente cómo ser felices, sino que nos dice en qué consiste la
verdadera felicidad. En ningún caso se impone a nadie pidiendo que abdique a su
deseo de búsqueda y de conocimiento de la verdad, sino que incita a todos a
recorrer este camino de descubrimiento de sí mismos y de Dios.
Por Gelsomino del
Guercio/Aleteia Teamlunes, 20 de marzo de 2017
MI AMOR SE MANTENDRÁ ETERNAMENTE ( Salmo 88)
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
"Mi amor se mantendrá eternamente,
mi fidelidad está afianzada en el cielo.
Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
'Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones'"
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
"Mi amor se mantendrá eternamente,
mi fidelidad está afianzada en el cielo.
Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
'Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones'"
El cielo celebre tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad en la asamblea de los santos,
porque, ¿quién es comparable al Señor
en las alturas?
¿quién es como el Señor entre los hijos de Dios?
Dios es temible en el consejo de los santos,
más grande y terrible
que cuantos están a su alrededor?
Señor, Dios del universo, ¿hay alguien como tú?
Tú eres fuerte y estás rodeado de fidelidad.
domingo, 19 de marzo de 2017
sábado, 18 de marzo de 2017
viernes, 17 de marzo de 2017
EL SACERDOTE
Y usted, ¿cómo quiere al sacerdote?
El sacerdote es del mismo BARRO que
usted,
un espejo de las virtudes y defectos
relacionados con su temperamento, su entorno familiar, preparación y del
ambiente de su tiempo.
Pida a Dios que no sea como a usted
le agrade, sino como lo necesita la iglesia.
Y a propósito, ¿Cuántos minutos ora
al día por los sacerdotes?
¿Sabía usted que les aprovecha más
una oración que una crítica?
¿Necesitamos quererlos como son ó
que sean como queremos?
Yo quiero a mis amigos sacerdotes;
Como pastores, se que son un puente
entre Dios y nosotros (con la gran responsabilidad que esto implica),
Como profesionales son licenciados,
administradores y hombres sabios, que merecen dignamente prosperar y realizarse.
Como personas sociables tienen
derecho a la cultura, las diversiones, a los amigos y las convivencias,
Como seres humanos en una sociedad
tienen derecho de ser persona y desarrollarse en todos los ámbitos: hacer
deporte, estudiar, desarrollar sus ideales, amar y tener a toda la feligresía
como su familia.
El sacerdote puede ser víctima de
juicios y prejuicios inútiles, puede ser el blanco de todas las miradas, de
todas las opiniones y chismes.
Todos estamos sumergidos en una
cultura en donde no nos han enseñado a defendernos con dignidad y el sacerdote
no es la excepción.
Como el sacerdote no es perfecto:
Si es gordo, ha de ser un tragón;
Si es flaco ni para comer le
alcanza.
Si es viejo, no nos comprende;
Si es joven, no tiene experiencia.
Si es alegre, ni parece padre;
Si es serio, es muy enojón.
Si es guapo, ¡que desperdicio!;
Si es feo, mejor se hubiera metido
de gendarme.
Si es moreno, lo quieren blanco;
Si es chelito, ah! se cree de sangre
azul.
Si es compresivo, no tiene carácter;
Si es rígido, ese padre es muy
enérgico.
Si fuma o toma es un vicioso;
Si no lo hace, es que no es hombre.
Si canta bien, es un vanidoso;
Si canta mal, mejor que ni cante.
Si es activo, no nos deja descansar;
Si es tranquilo, este no es como el
que se fue.
Si visita a las familias, es muy
amiguero, y nunca está en la iglesia;
Si no sale, no busca a las almas.
Si va con los ricos, se quejan los
pobres;
Si va con los pobres desprecia a los
ricos.
Si trata más a los hombres, se
quejan las mujeres;
Si atiende a las mujeres, lo
critican los hombres.
Si convive con los niños, ¿no
abusará de ellos?
Si toca algún instrumento musical
"es un disipado";
Si no toca, es un bueno para nada.
Si nos cae mal, se juntan firmas
para que lo cambien;
Cuando se va, se juntan firmas para
que lo dejen.
Ora por ellos, ámalos, apóyalos y
bendícelos, la mayoría hace su trabajo y tú ¿haces el tuyo?
¡APROVECHA MAS UNA ORACION QUE UNA
CRITICA
¡LLAMALO SANTO SACERDOTE!
ORA MUCHO POR ELLOS, CONVIVE CON
ELLOS,
NO LOS IDEALICES...APOYALOS!!!
jueves, 16 de marzo de 2017
7 PRINCIPIOS QUE TE DEMUESTRAN QUE DIOS NO TE ABANDONA
Muchas personas
sienten que el peso del trabajo, problemas familiares, económicos, legalidad,
desempleo, etc., los ahogan y no encuentran salida por ninguna parte (aún
siendo un cristiano practicante), sienten que no pueden con todo esto y más
cuando le vienen más de 2 o 3 problemas de esos juntos. Esto puede sucederle a
cualquiera de nosotros en algún momento de nuestra vida.
Para los planes de Dios sobre cada uno de nosotros no existen
respuestas teológicas concretas. No sé qué pueda querer Dios de usted, ni hasta
donde lo probará con el infortunio.
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos
llegan hasta el cuello pero no nos ahogan. No le voy a mentir diciendo que ya
van a terminar sus sufrimientos. Eso hacen los horoscopistas que mienten a la gente
y juegan con su sed de esperanza y su credulidad. Pero a pesar de mentirle no
le solucionan nada.
7 principios claros que debemos tener claro:
1- Todo sucede para el
bien de los que Dios ama (Romanos 8,20). Aunque allí no se dice qué se incluye en
ese ‘todo´: va desde los dones materiales de Dios, hasta la cruz y el martirio.
2- Dios no permite que
seamos probados más allá de nuestras fuerzas.
3- Muchas veces las
aguas nos llegan hasta el cuello, pero no nos ahoga.
4- Muchas veces Dios
espera que le pidamos lo que necesitamos, incluso con
sacrificios, penitencias y votos generosos, y luego actúa. Porque quería
suscitar en nosotros esos actos que nos han de santificar.
5- La cruz está en el
camino ordinario de toda persona llamada a la santidad. Y debemos aceptar
con paciencia y resignación nuestras cruces; para eso podemos leer con fruto el
Libro de Job.
6- Esto no nos exime
de poner de nuestra parte todos los medios materiales para encontrar una
salida. Precisamente
muchas veces la gracia que Dios nos da no es el encontrar la salida de nuestros
problemas sino la gracia de intentarlo una vez más, lo cual también viene de
Dios.
7- En nuestra
debilidad se manifiesta la fuerza de Dios, como dice San Pablo.
A veces Dios espera a que estemos completamente abatidos y recién allí actúa,
para que se vea que ha sido su mano la que nos salvó y no nuestras fuerzas.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
“Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro
Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5,20)
Cuenta con mis oraciones.
En Cristo y María.
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