El Papa Benedicto XVI nos ha animado a profundizar en
nuestra vida de oración mediante el uso de un método clásico
la "Lectio Divina". El Pontífice retirado exhortó
fuertemente a los seguidores de Cristo a que utilicen la Palabra de Dios
como un terreno fértil para ahondar en las profundidades de la oración.
Nuestra intención en este breve artículo es ofrecer
los pasos que el Papa emérito sugiere y dar un toque más para motivarnos a no
cansarnos en crecer en nuestra unión con Dios a través de una
vida de oración más profunda.
La oración no tiene límites, dado que la oración es la
unión con un Dios eterno e infinito. Estos son los pasos a seguir
1.- Lectura
Tome en sus manos el texto que ha elegido para
meditar, a continuación léalo. Sin embargo, antes de comenzar
a leer, invite al Espíritu Santo, conocido como el Maestro
Interior, para que le ayude en la oración. Entonces, haga suya la oración del
joven Samuel:
"Habla Señor, que tu siervo escucha"
Qué gran privilegio el tuyo, que Dios quiere
ahora hablar a tu corazón.
2.- Meditación
Ahora queremos aplicar el uso de nuestra memoria y tratar de comprender lo
que Dios está tratando de decirnos a través del texto escogido.
Alégrate en el hecho de que Dios en este momento
tiene un mensaje especial que Él quiere comunicarte a través de esta lectura y
meditación.
Estar abiertos a Dios; pensar y orar. Ser lo
suficientemente valiente para pedir al Señor:
"Señor Dios, exactamente ¿cuál es el mensaje que
quieres comunicar a mi corazón y a mi vida en este momento?"
¡El Espíritu Santo te escuchará y te responderá!
3.- Contemplación
Ahora utiliza otra facultad mental de la cual Dios te ha
dotado y esa es el uso de ¡tu imaginación!
Todos tenemos una imaginación: tal vez una imaginación muy
viva. Sin embargo, la imaginación es como una espada de doble filo; que puede
ser utilizado para el bien o para el mal. Para mal, como cuando una persona
casada, puede pasar el día soñando con una amiga del pasado, comprometiéndose
así en el adulterio de la mente, lo que lleva al adulterio del corazón.
La imaginación usada para bien, podría ser como imaginar
que estás caminando al lado del Buen Pastor (Salmo 23 / Juan 10) y contemplando
la mirada amorosa del buen pastor mirando a sus ojos, escuchando Su
voz suave y tranquilizadora, y experimentando su fuerte, pero amante abrazo
alrededor de tu hombro cansado.
En resumen, nuestra imaginación debe ser entrenada
para la búsqueda del bien
4.- Oración
Ahora hemos llegado al corazón mismo de la esencia y el
propósito de la Lectio Divina y a la oración misma: ¡LA ORACIÓN!
Cuando la mente o la imaginación enciende una idea
que desciende al corazón, es el momento de abrirse en la oración.
Esto significa: abrir ahora tu corazón y hablar con el Señor en la forma más
sencilla, confiada y de manera íntima.
Nuestro Señor es un Dios grande, pero nunca está demasiado
ocupado para nosotros y siempre está listo y dispuesto a escucharnos cada vez
que decidimos hablar con Él. Esta conversación con el Señor puede ser de unos
pocos minutos, una media hora, una hora... Cualquiera que sea el tiempo que el
buen Dios te inspire en lo más profundo de tu corazón.
5.- Acción
La oración auténtica debe ser llevada a la realidad de
nuestras vidas. La Doctora de la oración, Santa Teresa de Ávila, hizo esta
aguda observación:
"La prueba de fuego para demostrar que la oración es,
en efecto auténtica, es por la manifestación de cómo la oración ha afectado a
nuestras vidas"
Jesús mismo nos recuerda lo que podemos decir al árbol por
sus frutos. Un buen árbol da buenos frutos; un árbol malo traerá frutos malos.
Una persona que está rogando verdad con sinceridad, honestidad, rectitud de
intención y amor a Dios, producirá frutos o virtudes en su vida. En el
árbol de su vida va a florecer y prosperar lo siguiente: la fe, la
esperanza, el amor, la humildad, la pureza, la mansedumbre, la paciencia, la
obediencia, el autocontrol, la mortificación, y la fortaleza.
Nuestra Señora es nuestro ejemplo
en todo momento. En la Anunciación contemplamos a María en la oración como
contemplativa. En la Visitación, después de que María termina su oración, ella
se apresura a llevar los frutos de su oración en el servicio a su prima Isabel.
Que el ejemplo de la Virgen nos motiven a ser
contemplativos en acción.
6.- Transformación
De hecho, si nuestra Lectio Divina es verdadera,
auténtica, algo real, entonces allí habrá una transformación gradual
en nuestra vida diaria.
Hay un dicho muy famoso que dice: "Dime con quién
andas y te diré quién eres" Otro de esos proverbios oportunos
clavados en las paredes de las casas: "Las aves de la manada permanecen
juntas".
Nuestro objetivo debería ser la implementación de las
palabras del gran Apóstol San Pablo:
"Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en
mí".
Este es el objetivo final de la Lectio Divina y toda
auténtica oración: la imitación de Jesucristo, siguiendo sus huellas, y
transformándonos en su misma esencia y ser.
¿Qué estas esperando? ¿Por qué no empezar hoy tu propia Lectio Divina?
Elije tu texto, lee, medita, contempla, ora, vive y deja que Dios, a
través de la acción del Espíritu Santo te transforme en el santo que Dios
quiere que seas.
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