Hay
personas que transforman su debilidad en fortaleza. Los límites reales que
tienen en la vida los impulsan de tal modo que se distinguen entre sus iguales.
Saben transformar un obstáculo en un punto de apoyopara lanzarse adelante con
más fuerza que el común de la gente. Ingéniate en cambiar un menos en más, un
signo negativo en otro positivo.
Aunque no tengas gran cultura, puedes cultivar la sabiduría de la caridad.
Aunque tu trabajo sea humilde, puedes convertir tu día en oración.
Aunque tengas cuarenta, sesenta o setenta años, puedes ser joven de espíritu.
Aunque las arrugas ya marquen tu rostro, vale más tu belleza interior.
Aunque tus pies sangren en los tropiezos y piedras del camino, tu rostro puede
sonreír.
Aunque tus manos muestren las cicatrices de la lucha por la vida, tus labios
pueden agradecer.
Aunque lágrimas amargas recorran tu rostro, tienes un corazón para amar.
Aunque no seas un santo, ni un ángel, en el cielo tienes reservado un lugar.
Todo, todo... depende de ti.
Cuando tu vida se encrespa con alguna tormenta, no pierdas el ánimo, porque hay
dentro de ti fuerzas insospechadas. Entre todas sobresale una que debes
valorar, cuidar, entrenar y servirte de ella: la voluntad. El éxito comienza
siempre con una voluntad decidida a permanecer firme en la lucha, ése es el
gran regalo de Dios. Utilízalo con humildad.
“He
aquí yo estoy contigo, y te guardare por donde quiera que fueres, y
volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejare hasta que haya
hecho lo que te he dicho. Génesis 28:15.
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