¿Alguna vez te aburres en misa?
No te preocupes, no
te estoy juzgando. Cuando volví a misa por primera vez después de algún tiempo
alejada, me pareció aburrida. Pero la presencia de Jesús en la Eucaristía me
atraía y, con el tiempo, Su presencia en la misa me enseñó los caminos del
cielo, me ayudó a desarrollar un mayor amor por la misa. Me di cuenta de que la
misa era la oración más importante que pudiera rezar cualquier día.
Dicho de otra
forma, no hay nada que podamos hacer para acercarnos más a Dios que cuando
vamos a misa.
Dicho esto, aunque
ahora valoro más la misa que recién regresada a la Iglesia, a veces todavía
“pongo el automático” y, hay días que al llegar el final de la misa me doy
cuenta de que mi mente estaba a miles de kilómetros de distancia. Mi amor por
la misa ha ido creciendo en fervor con el tiempo, pero aún necesito trabajar
para mejorar.
Tal vez, igual que
yo, tú también necesites un poco de motivación para ir a misa, para ver el
valor que tiene, para encontrar su significado, para involucrarte y para
esperar con el entusiasmo que se merece la llegada de esta oración de
oraciones.
Aquí hay algunas
razones por las que los santos no se aburrían en misa:
1- Los santos sabían que iban a misa con los ángeles: En ninguna misa falta asistencia. La próxima vez que vayas
y haya sólo un puñado de personas en las bancas, recuerda que ¡hay ángeles por
todos lados!
Los cielos se abren y multitudes de ángeles vienen a
asistir al Santo Sacrificio. – San
Gregorio Magno
Los ángeles rodean y ayudan al sacerdote cuando está celebrando
misa. – San Agustín
2- Los santos dependen desesperadamente de la misa: La próxima vez que
asistas a misa, pide a Dios por la gracia de comprender cuánta es la sed del
alma por las gracias de la Eucaristía. Los santos conocían bien esta sed.
Sería más fácil para el mundo para sobrevivir
sin el sol que prescindir de la Santa Misa. – San Pío de Pietrelcina
La Misa es el alimento espiritual que me
sustenta y sin el cual no podría vivir un solo día o una sola hora de mi
vida. – Madre Teresa
3- Los santos querían honrar a Dios más que
cualquier cosa: Si amas a Dios y le quieres devolver el amor que te da, ir a
misa es probablemente lo mejor que puedes hacer. Es lo mejor porque
participamos en el sacrificio de Jesús, sin confiar en que podríamos estar
haciendo cualquier otra cosa. Y si nos centramos en amar y honrar a Dios en
lugar de a nosotros mismos, entonces la misa no es aburrida.
Una única misa honra más a Dios que todas las penitencias
de los Santos, las obras de los Apóstoles, los sufrimientos de los Mártires e
incluso que el ardiente amor de la Bendita Madre de Dios. – San Alfonso Ligorio
Todas las buenas obras juntas no equivalen al santo Sacrificio
de la Misa, porque son obras de los hombres, y la Misa es la obra de Dios. El
martirio no es nada en comparación: es el sacrificio que el hombre hace de su
vida a Dios; pero la Misa es el Sacrificio que Dios ofrece al hombre de su
Cuerpo y de su Sangre. – San Juan Vianney
4 Los santos encontraban felicidad en la misa: La fuente de la
verdadera felicidad sólo puede encontrarse en última instancia en Dios. Los
santos lo sabían y por eso iban a misa, para encontrar la auténtica dicha.
Fue la alegría lo que me trajo a la fe, la felicidad por el
nacimiento de mi hija, hace 35 años, y se renueva constantemente cuando recibo
a nuestro Señor diariamente en misa. –
Dorothy Day
5- Los santos sabían que la misa es intemporal: La misa representa
el Misterio Pascual de Cristo. En otras palabras, no sólo estamos rememorando
la muerte y resurrección de Jesús, sino que la estamos reviviendo, nos adentramos en
un momento fuera del tiempo y somos testigos del vertido de gracias salvíficas sobre
el mundo.
Jesus… [es] el Cordero que fue sacrificado pero que vive para
siempre, que renueva a cada instante su pasión por la continua celebración de
misas por todo el mundo.– Beato Santiago
Alberione
La Misa hace presente el sacrificio de la Cruz– San Juan Pablo II
Hay muchas más
razones para asistir a misa, muchas más para luchar por encontrar ese profundo
significado que los santos pudieron ver.
Pero terminaré con
una última cita motivadora de san Leonardo de Puerto Mauricio (supongo que la
pronunció con una sonrisa traviesa):
Pueblos insensatos, pueblos extraviados, ¿qué hacéis? ¿Cómo
no corréis a los templos del Señor para asistir santamente al mayor número de
Misas que os sea posible?
Por THERESA
NOBLE
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