viernes, 7 de octubre de 2016

ORAS ES AMAR


La oración abre nuestro ser a la acción de Dios, con ella le permitimos obrar a Dios en nosotros. Dios quiere darnos un corazón generoso, bondadoso, pero si una persona se obsesiona con un dios falso, como el dios dinero, el dinero le da órdenes y él escucha esos mandatos y así endurece su alma, pierde la oportunidad de que Dios reforme su corazón. Detrás de cada ídolo está la burla del demonio.
Dios quiere hacer una obra bella en nosotros pero nos parece que “cobra” demasiado, entonces Esa persona hace de su vida una pequeñez, y no la imagen de Dios: eso es lo que quiere el demonio, es el ataque de satanás hacia el Creador.
Sin oración estamos en situación de riesgo y, además, seremos una caricatura de lo que Dios no quiere para cada uno de nosotros.
Si pierdes el contacto con el Dios vivo, los ídolos perversos se adueñan de tu corazón. Hay que ver que el ataque de satanás ¡es diario! Por eso hay que orar a diario.
El pecado se puede vencer, pero si leemos la Biblia y no recibimos medios de formación, (1ra carta de Juan)

Hay que hacer oración porque necesitamos el auxilio del Espíritu Santo. Él hace su obra en nosotros. Cuando nos cautiva, el amor es el que mueve la vida como los pies mueven el cuerpo, dice Santa Catalina de Siena.
Dios es tan bueno que nos va dando gusto por lo que a Él le gusta, y disgusto, por lo que a Él le disgusta. San Pablo nos dice: “No entristezcan al Espíritu Santo”. El Espíritu de Dios va transformando todo en nosotros: la manera de mirar, la manera de obrar, entonces nos disgusta esa canción pornofónica. Nada nos ayuda tanto como la invocación frecuente del Espíritu de Dios.
  
Dios quiere que la oración sea un principio de solución a nuestros problemas. La oración es para los tiempos difíciles y para la vida ordinaria.
La oración que yo aprendo de otros es la oración vocal. Así es como aprendemos a hablar de niños, repitiendo. Aprender a orar y repetir es un ejercicio; orar es dialogar, es escuchar al Señor y hablarle. Así permitimos que Él obre en nosotros.

¿Qué hacer para orar con frecuencia? Darle un espacio a Dios y leer la Sagrada Escritura, pero hacer una lectura orante. Desde mediados del siglo III algunos se preguntaron qué hacer para orar sin cesar. Acudieron a los Salmos y los distribuyeron para irlos rezando a lo largo de la semana. Eso supone leer cerca de 20 Salmos en un día. Los Salmos distribuidos en cuatro semanas, con ciertos recortes, se llaman Salterio. Ayuda También ofrecerle el día a Dios y rezar en la mañana y en la tarde, y poco a poco se alcanza rezar sin cesar. Cuando oramos hablamos a Alguien, le abrimos el alma, y podemos hablarle todo el día y toda la noche

(Nelson Medina).

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