jueves, 27 de octubre de 2016

¡QUÉ ALEGRÍA VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR! ( Salmo 122)


¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la Casa del Señor"!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor
—según es norma en Israel—
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.
Auguren la paz a Jerusalén:
"¡Vivan seguros los que te aman!
¡Haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!".
Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: "La paz esté contigo".
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad.


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