Papa Francisco dice: Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita el Espíritu Santo para que no entren los demás espíritus.
El Papa Francisco
nos vive recordando siempre algo que es muy cierto y que todo cristiano debe
practicar con frecuencia y, que a veces, por no organizarnos bien en el tiempo,
le restamos la debida importancia: El
examen de Conciencia,
una práctica muy antigua que practicaban con frecuencia los primeros cristianos
para estar vigilantes ante las tentaciones y que hoy por hoy, lo podemos
comprobar al asistir a la Santa Misa que, más larga es la fila para hacer la
comunión que los que se confiesan ese día.
1.- El diablo jamás se aleja
Partiendo del Evangelio, en que se nos dice que el diablo
jamás deja de tentarnos, porque tiene paciencia, y no deja lo que quiere para
sí, nuestra alma.
Después de las tentaciones, en el desierto, cuando Jesús
fue tentado por el diablo, en la versión de Lucas se dice que el demonio lo
dejó por un tiempo, pero durante la vida de Jesús volvía y volvía: cuando lo
ponían a prueba, cuando le tendían trampas, en la Pasión, hasta en la Cruz.
"Pero si Tú eres el Hijo de Dios, ven, ven con nosotros, así nosotros
podemos creer". Y todos nosotros sabemos que esta palabra toca el corazón:
"¿Pero tú eres capaz? ¡Házmelo ver! No, no eres capaz". Como el
diablo hizo hasta el final con Jesús. Y así con nosotros.
2.- Ser vigilantes, custodios de nuestro corazón
"Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita
el Espíritu Santo para que no entren los demás espíritus."
Custodiar el corazón, como se custodia una casa, con
llave. Y después, vigilar sobre el corazón, como un centinela:
"Cuántas veces entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los
celos, las envidias. Tantas cosas, que entran. ¿Pero quién ha abierto aquella
puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta de cuanto entra en mi
corazón, mi corazón se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un
corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y ni siquiera
ser escuchado.
3.- El examen de conciencia en cada anochecer
Y Jesús dice otra cosa allí, ¿no?, que parece un poco
extraña: "Quien no recoge conmigo, desparrama." Usa la palabra
"recoger". Tener un corazón recogido, un corazón sobre el cual
nosotros sabemos qué cosa sucede, y aquí y allá se puede hacer la práctica tan
antigua de la Iglesia, pero buena: el examen de conciencia.
¿Quién de nosotros, a la noche, antes de terminar la jornada, permanece solo,
sola, y se hace la pregunta: qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Qué cosa
ha sucedido? ¿Qué cosas han pasado a través de mi corazón? Si no lo hacemos,
verdaderamente no sabemos vigilar bien ni custodiar bien”.
El examen de conciencia es una gracia, porque custodiar
nuestro corazón es custodiar el Espíritu Santo, que está dentro de nosotros.
Nosotros sabemos, Jesús habla claramente, que los diablos
vuelven, siempre. También al final de la vida, Jesús nos da el ejemplo de esto.
Y para custodiar, para vigilar, para que no entren los demonios, es necesario
saber recogerse, es decir, entrar en silencio ante sí mismos y ante Dios, y al
final de la jornada preguntarse:
- ¿Qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón?
- ¿Ha entrado alguien que no conozco?
- ¿La llave está en su lugar?’.
Y esto nos ayudará a defendernos de tantas maldades,
incluso de las que nosotros podemos hacer, si entran estos demonios, que son
muy astutos, y al final nos estafan a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario