jueves, 6 de julio de 2017

DICHOSO QUIEN SOCORRE AL INDEFENSO (Salmo 40)

Feliz el que se ocupa del débil y del pobre: 
el Señor lo librará en el momento del peligro.
El Señor lo protegerá y le dará larga vida,
lo hará dichoso en la tierra
y no lo entregará a la avidez de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor
y le devolverá la salud.
Yo dije: "Ten piedad de mí, Señor,
sáname, porque pequé contra ti".
Mis enemigos sólo me auguran desgracias:
"¿Cuándo se morirá y desaparecerá su nombre?"
Si alguien me visita, habla con falsedad,
recoge malas noticias y las divulga al salir.
Mis adversarios se juntan
para murmurar contra mí,
y me culpan de los males que padezco, diciendo:
"Una enfermedad incurable ha caído sobre él;
ese que está postrado no volverá a levantarse".
Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba,
el que comió mi pan, se puso contra mí.
Pero tú, Señor, ten piedad de mí;
levántame y les daré su merecido.
En esto reconozco que tú me amas,
en que mi enemigo no canta victoria sobre mí.
Tú me sostuviste a causa de mi integridad,
y me mantienes para siempre en tu presencia. 

¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
¡Amén! ¡Amén!


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