martes, 2 de mayo de 2017

¿QUÉ NOS DICE EL SEÑOR, NUESTRO “BUEN PASTOR”?

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre”. Salmo 23
Este salmo, concebido en la mente del Señor e inspirado por el Espíritu Santo y escrito por el rey David, expresa su preocupación y cuidado diligente por quienes lo siguen. Ellos son el objeto apreciado de su divino amor. El cuida de cada uno de ellos como un padre cuida de sus hijos y como un pastor de sus ovejas.
En este popular salmo, David describe la inagotable misericordia de Dios para con sus hijos. Y algo bien importante que resalta el salmista son las promesas de cuidado, protección y amparo provenientes del Altísimo, las cuales producen en quien las cree una verdadera fe, paz, y confianza debido a la dulzura con que este salmo fue escrito.
Como Ovejas: En este versículo como en muchos otros, Dios nos llama “ovejas”. En realidad, son muchas las veces que la Biblia nos compara con las ovejas. El salmo 100:3 dice “Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado”.
Ciertamente este animal abunda en territorio hebreo; pero, ¿por qué la Biblia nos compara con la oveja y no con otros animales?
He aquí algunas razones:
  • Lo único que la oveja come y bebe es lo que su pastor le da.
  • Su dependencia del pastor la hace ser obediente y atenta a la voz y a la dirección de él.
  • Es un animal muy frágil.
  • Si la oveja se sale del redil no puede regresar por sí sola.
  • Es incapaz de defenderse, ya que no tiene colmillos, cuernos, garras ni uñas.
  • Lo único bueno de ser oveja es la clase de pastor que tenemos.
Hay muchos pastores que se encuentran en la Biblia. Caín pastoreó, también José, Moisés, y David. En Juan 10 Jesús se presenta como un pastor, el Buen Pastor, y llama a su pueblo sus ovejas (Juan 10:1-5, 14)
Las 4 Clases de Ovejas
a. La Solitaria: A esta le gusta estar lejos de las demás ovejas. Piensan que las demás o son muy serias o muy inmaduras para estar junto a ellas. Muchas de estas también no se acercan mucho porque no quieren que le quiten la lana. Tristemente esta misma lana muchas veces les cubre los ojos y no les permite ver los lobos que las vienen a devorar. Y, aunque vieran el peligro se les hace duro escapar por la lana que las tiene ancladas.
b. La Vaga: Esta nunca esta contenta donde quiera que se encuentra. No importa que tan bien esta siendo apacentada siempre busca algo más. Este tipo de oveja es peligrosa porque causa a otras ovejas que también se desvíen de donde deben estar. Es inconforme sin causa.
c. La Rebelde: Este tipo de oveja es necia y no quiere ser pastoreada. Van opuestas a donde las lleva el pastor o donde van las demás ovejas. Estas ovejas no tienen amor ni mucho menos respeto por el Pastor ni de las otras ovejas.
d. La Buena Oveja:  La buena tiene las siguientes características: Reconoce la voz del pastor. Sigue al pastor. Come lo que el pastor les da de comer. Hace caso a las advertencias del Pastor. Da fruto. Permite que el Pastor les quite lana. Se queda con su rebaño. Es fiel y obediente. Honra y reconoce lo que el pastor hace por ella.
¿Qué nos quiere decir el Señor al compararnos con las ovejas?
  • Que como ovejas somos frágiles aunque nos creamos muy fuertes y capaces.
  • Que dependamos totalmente de El, aunque nos engañemos pensando que podemos vivir independientes de Dios.
  • Cuando la oveja se aleja del Pastor puede correr peligro de los “lobos” que hay afuera, porque es insegura, lenta e ingenua contrario a las “fieras” que son hambrientas, sagaces y perversas. Por lo tanto, la oveja necesita un pastor que la cuide y proteja.
  • Que como ovejas nos podemos descarriar y perder el rumbo de la vida espiritual y caer en las manos del enemigo quien esta listo a destruirnos.
¿Qué nos dice el Señor al definirse como nuestro “Buen Pastor”?
  1. “…El Señor es mi Pastor…”: Dios, por medio de Cristo y del Espíritu Santo, está tan interesado en cada uno de sus hijos que El desea amarlos, cuidarlos, protegerlos, guiarlos y estar cerca de ellos, es decir, lo mismo que un buen pastor desea para sus ovejas. Los creyentes son las ovejas del Señor. Le pertenecen a El y son el especial objeto  de su afecto y atención. Como sus ovejas podemos reclamar las promesas de este salmo cuando responden a su voz y lo siguen. 
  2. “…nada me falta…”: Dios nos llenará tanto, que no desearemos nada más; estaremos tan satisfechos y completos en Su presencia, que todo lo demás será secundario. De Dios viene la provisión. Incluso en momentos de penuria personal, las ovejas confían en el amor de Dios y el compromiso que ha hecho con ellas.
  3. “…en verdes pastos me hace descansar…”: tendremos un lugar placentero donde alimentarnos y descansar: Su iglesia. Debido a la presencia y cercanía del pastor, el creyente puede “descansar” en paz, libre de temor. El Espíritu Santo como su consolador, consejero y ayudador le da el cuidado pastoral y la presencia de Cristo.
  4. “…me infunde nuevas fuerzas…”: Nuestro buen pastor, se encargará de consolarnos, animarnos y levantar nuestro ánimo. Cuando el creyente se desalienta, el buen Pastor reanima y vigoriza su alma mediante su poder y su gracia. 2 Corintios 1:3 dice: “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación”.
  5. “…Me guía por sendas de justicia…”: Ser justo es andar recto delante de Dios. La única manera que la oveja es guiada es escuchando la voz del pastor. Jesús nos dice que El conoce a cada oveja por su nombre, y que sus ovejas reconocen su voz.
  6. “…Tu vara de Pastor me reconforta…”: La vara es para disciplinar, corregir y proteger. Hebreos 12:6 “porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo”. El Señor nos disciplina por medio de la Palabra, del Espíritu Santo y de la iglesia, para que llevemos una vida victoriosa, en santidad y para que maduremos.
  7. “…Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos…”: Se describe a Dios como quien cuida de las necesidades de sus hijos en medio de las fuerzas del mal que procuran destruir la vida y el alma de ellos. El creyente puede comer a la mesa del Señor con fe, gratitud y esperanza, completamente en paz y protegidos por la sangre derramada y el cuerpo quebrantado de ese Buen Pastor: Jesucristo.
  8. “…Has ungido con perfume mi cabeza…”: Las moscas y gusanos suelen atacar las ovejas; ponen los huevos en la cabeza y en medio de la lana. Esto las desespera enormemente. Los pastores les colocan aceite para evitar que eso ocurra.sí mismo, la unción de Dios evita que el enemigo ponga huevos de serpiente (pensamientos) y lance dardos a nuestra mente diciéndonos: “no sirves”, “no puedes”, “no vas a ser libre”. Nuestro Buen Pastor nos ofrece el aceite de Su unción para impedir que el enemigo nos ataque.
  9. “La bondad y el amor me seguirán…”: El bien y la misericordia de Dios nos seguirán, y la gente preguntará: ¿por qué te va tan bien? ¿Cómo no moriste en ese accidente? Con el Pastor acompañándolo a través del peregrinaje de su vida, el creyente recibirá constante ayuda, atención y apoyo. Sin embargo lo que suceda, él puede confiar en que el Buen Pastor haga que todas las cosas ayuden para su bien.
Romanos 8:28 nos dice: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito”.
¡Todo es por la misericordia de Dios!
Alleluya! Alabado sea el SEÑOR!!!!!

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