Debemos batallar y combatir las
múltiples distracciones y descubrir qué es lo que nos está ayudando a
mantenernos concentrados
Sí, debemos ser honestos con nosotros
mismos, sabemos lo difícil que es mantenerse enfocado durante la oración.
La buena noticia es que no estamos solos, hasta los santos han luchado con
estas distracciones.
Pero, ¿porque es tan difícil mantenerse
concentrado durante la oración? ¿Si no podemos eliminar las
distracciones, podemos al menos reducir enormemente que tan a menudo sucede?
No se necesita un experto para comprender que las
causas detrás de nuestro decrecimiento en la capacidad de mantenernos
concentrados. La velocidad del Internet y el aumento de uso de los teléfonos
inteligentes nos han acostumbrado a mantener comunicación y entretenimiento
instantánea.
Desafortunadamente, esto nos ha llevado a
querer tener la misma experiencia cuando oramos. Queremos que Dios
actúe ahora y que las respuestas a nuestras oraciones
simplemente “sucedan”. Lo que pasa en realidad es que la oración no sucede
fácilmente y que estamos luchando para mantenernos concentrados en Dios.
¿Entonces qué debe hacer una persona?
¿Debemos rendirnos?
No. Debemos luchar y mantenernos luchando en contra
de las distracciones.
San Ammonas el Ermita dijo una vez.
"Es
en realidad esencial para un hombre tener luchas en contra de sus pensamientos
si los velos tejidos de sus pensamientos y que cubren hasta su intelecto se van
a extraer para permitirle a su vez dirigir su mirada sin dificultad hacia Dios
y para evitar seguir la voluntad de sus pensamientos errantes". (Soluciones
Santas).
Antes de entrar a una iglesia San Francisco de Asís
solía decir:
"Mundanos
y frívolos pensamientos, quédense aquí en esta puerta hasta que
regrese..." (Soluciones Santas).
Tal como San Bernardo y San Francisco lo sabían lo
que debemos hacer es combatir las distracciones, debemos tomar medidas
apropiadas para reducir las distracciones innecesarias y prevenir que
nos alejen de nuestra conversación con Dios.
A continuación algunos consejos prácticos
de la iglesia, los santos y la naturaleza humana que nos pueden ayudar
a combatir las distracciones:
1.- Examine y
determine sus prioridades
Una de las razones por las que somos distraídos por
algunas tareas que tenemos pendientes durante la oración, es porque no tenemos
establecido nuestras prioridades y todo está en nuestra mente al mismo tiempo
en un mismo nivel de importancia. Eso quiere decir que “Dios” y “la oración”
reciben el mismo monto de atención como los proyectos del trabajo o las tareas
del hogar.
El párrafo cic 2729, tan profundo del Catecismo
nos recuerda de dos verdades importantes. La primera es resistir la
tentación de combatir las distracciones durante la oración para
eliminarlas. Como resultado pasamos nuestra oración enfocados en las
distracciones y no en Dios.
La segunda es establecer nuestras prioridades. Si
colocamos la oración por delante de todas nuestras otras tareas que tenemos,
nuestra mente sabrá cuál es lo más importante y se enfocará en eso.
2.- Reduzca el hábito
de ser “multi-tasking”.
Si nos encontramos a nosotros mismos tratando de
hacer múltiples actividades mientras oramos, es probable que sea un hábito
nuestro de todo el tiempo. El problema con volvernos multi-tasking, es
que terminamos haciendo un montón de actividades de manera pobre en
lugar de hacer una de ellas de manera perfecta. Nuestra atención se diluye y
nuestra mente se satura. No debería ser sorpresa que cuando nos sentamos para
orar, no podemos evitar hacer más de una cosa y pensar en un millón de
diferentes cosas al mismo tiempo.
En lugar de esto, deberíamos de trabajar así
reducir nuestro hábito de ser multi-tasking y solo enfocarnos en una actividad
al mismo tiempo.
3.- Ayuno de
tecnología.
Una gran forma de re-enfocar nuestra atención es
hacer un ayuno de tecnología durante un día completo, o al menos medio día.
Aleja el teléfono, la computadora y la televisión y
mira que sucede. Si te encuentras a ti mismo sin saber qué hacer, da una caminata
afuera y disfruta de la naturaleza. Es sorprendente como el mundo y la
naturaleza pueden resetear nuestra atención y nos ayudan a sentirnos mucho más
enfocados.
Una práctica a considerar es ayunar de la
tecnología una hora antes de la oración. Nuestra mente necesita algún descanso
de toda estimulación y ayunar de la tecnología nos puede ayudar para aquietar
nuestra mente para la oración.
4.- Ora despacio y
con mucho cuidado.
Otra práctica que nos ayuda a mantenernos
concentrados durante la oración es orar despacio y con cuidado. Muchas
congregaciones religiosas instruyen a su comunidad para que oren la Liturgia de
las Horas de esta forma. Es muy tentador orar el Padre Nuestro en 30 segundos o
menos pero, ¿realmente es eso orar? Si nos enfocamos en las palabras que
decimos y de manera deliberada, nuestra atención se pone en estas palabras
nuestra mente estará en capacidad de mantener su atención en esta tarea de
manera sostenida.
5.- Invoca la ayuda
del Espíritu Santo
Finalmente, pero no menos importante, pidamos la
guía del Espíritu Santo. Dios debe ser la primera persona a la que pidamos
ayuda, para evitar las distracciones. El espíritu Santo es nuestro intercesor y
es El que nos enseña a orar. Justo como los apóstoles le dijeron a Jesús,
“Señor enséñanos a orar”, también debemos pedir al Espíritu Santo por su ayuda.
Resumiendo…
Debemos batallar y combatir las múltiples
distracciones y descubrir qué es lo que nos está ayudando a mantenernos
concentrados. Por encima de todo, debemos de llevar nuestra debilidad a Dios y
pedirle su ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario