Somos lo que pensamos y lo que
creemos. Según pensamos en positivo o negativo, vivimos en el cielo o en el
infierno. Todo es posible para el que cree, pues si Dios está con nosotros,
¿quién podrá contra nosotros? Dios camina con nosotros y no tenemos que temer,
sino apoyarnos en Él y saber que de derrota en derrota se ha logrado llegar a
la victoria final (Churchill). Estamos en las manos de Dios.
La fe es don y tarea, es
misterio, exige compromiso. El cristiano tiene una gran tarea y una gran
ocasión en la sociedad de la incredulidad funcional y de la incredulidad de los
hombres ávidos de sentido: se trata de ser testigos de la profundidad en medio
de la profanidad (J. M. Mardones).
La fe nos da la seguridad de que
Dios camina con nosotros, de que para Él y con Él todo es posible, de que con
su presencia tenemos todo: sol, luz, paz, bien, vida. Si falta Él, no tenemos
nada. Lord Byron tiene estas significativas palabras: Cuando nos acercamos a
casa, es dulce oír cómo ladra el perrito al sentir nuestra presencia, como si
quisiera darnos la bienvenida. También nosotros marcharemos un día a la casa
del Padre, y es consolador pensar que Cristo nos espera en ella con una dulce
sonrisa. Sin fe, estamos perdidos.
La fe nos salva, nos mantiene
vivos, nos da la vida aquí, y la eterna.
Por: P. Eusebio Gómez Navarro |
Fuente: es.catholic.net
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