Mi corazón está firme Dios mio.
Voy a cantar al son de instrumentos:
¡despierta, alma mía!
¡Despierten, arpa y cítara,
para que yo despierte a la aurora!
Te alabaré en medio de los pueblos, Señor,
te cantaré entre las naciones,
porque tu misericordia se eleva hasta el cielo
y tu fidelidad hasta las nubes.
¡Levántate, Dios, por encima del cielo,
y que tu gloria cubra toda la tierra!
¡Sálvanos con tu poder, respóndenos,
para que se pongan a salvo tus predilectos!
¿Quién me llevará hasta la ciudad fortificada,
quién me conducirá hasta Edóm,
si tú, Señor, nos has rechazado
y ya no sales con nuestro ejército?
Danos tu ayuda contra el adversario,
porque es inútil el auxilio de los hombres.
Con Dios alcanzaremos la victoria,
y él aplastará a nuestros enemigos.
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