Espíritu Santo, amor unitivo del Padre y del Hijo,
fuego sagrado que Jesucristo nuestro Señor trajo a la tierra,
para quemarnos a todos en la llama del eterno amor.
Te adoro, te bendigo, y aspiro con toda el alma a darte gloria.
Con este fin, te hago esta ofrenda con todo mi ser,
cuerpo y alma, espíritu, corazón, voluntad,
fuerzas físicas y espirituales.
Me doy a ti y me entrego tan plenamente
como le sea posible a tu gracia,
a las acciones divinas y misericordiosas
de ese amor que eres tú, en la unidad del Padre y del Hijo.
Llama ardiente e infinita de la Santísima Trinidad,
deposita en mi alma la chispa de tu amor, para que la llene hasta
desbordar de ti mismo; para que transformada por la acción de tu fuego en
caridad viva,
pueda, con mi sacrificio, irradiar luz y calor
a todos los que se me acerquen.
Amén."
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