Si hubiera un banco que te
acreditara en tu cuenta 86.400 monedas cada mañana, que no transfiriera el
saldo disponible de un día al siguiente, que no te permitiera conservar
efectivo y, al final del día, cancelara la parte de esa cantidad que no
hubieras usado... ¿Qué harías?
Por supuesto, sacar cada día
hasta el último céntimo y aprovechar todo el dinero.
Pues bien, tal banco existe y se
llama TIEMPO.
Cada día te acredita 86.400
segundos y cada noche da por perdidos cuantos hayas dejado de emplear
provechosamente.
Nunca trasfiere saldos, ni
permite que los acumules.
Cuando no usas lo disponible ese
día, el único que pierde eres tú.
No existe recuperación de fondos
y tampoco es posible girar cheques sobre el mañana.
¡De cada persona depende invertir
este precioso caudal de horas, minutos y segundos para obtener los máximos
dividendos en cuanto a salud, felicidad y éxito!
San Francisco de Asis decía:
"Yo necesito pocas cosas y las pocas que necesito, las necesito
poco".
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